La provincia de Santiago de Cuba se enfrenta a una dura recuperación tras el paso del huracán Melissa, que dejó más de 40.000 hectáreas de cultivos dañados. Antes del fenómeno meteorológico, se había proyectado sembrar cerca de 71.000 hectáreas, lo que habría sido una de las mayores campañas agrícolas de la historia de la región.
La recuperación de la agricultura se ha convertido en una prioridad para las autoridades, con un énfasis especial en los polos productivos y las nuevas áreas de desarrollo agrícola que se han fomentado en los últimos años. Esto incluye la rehabilitación de los sistemas de riego y otras infraestructuras clave, como en el caso del mayor polo productivo de la región, Laguna Blanca.
Además, en otros municipios como Palma Soriano, Songo-La Maya y San Luis, se está trabajando en la preparación de la tierra y la siembra de cultivos de ciclo corto, así como en la crianza de ganado menor. Un ejemplo a seguir es El Alambre, que desde los años 90 se ha destacado como uno de los mayores y más eficientes de la provincia.
En cuanto a los cultivos de ciclo corto, se hace hincapié en el boniato, la calabaza, el maíz, las hortalizas y los vegetales, sin descuidar la revitalización de miles de hectáreas de plátano y yuca. Estas acciones buscan mitigar el impacto del huracán y asegurar el abastecimiento de alimentos a la población, especialmente en la Ciudad Héroe, que depende en gran medida de la producción agrícola de la región.
Las autoridades cubanas enfrentan un desafío importante en la recuperación de la agricultura en Santiago de Cuba, pero han puesto en marcha una serie de medidas para reactivar la producción y garantizar la seguridad alimentaria de la población. La rehabilitación de las infraestructuras dañadas y el fomento de nuevas áreas de cultivo serán clave en este proceso.










