:format(jpg):quality(99):watermark(f.elconfidencial.com/file/0f2/6d9/13e/0f26d913e1b27ca111e62b656aa354da.png,0,275,1)/f.elconfidencial.com/original/711/e39/dc7/711e39dc75e591fe15e19c9b9ed8e9c8.jpg)
La princesa Tatiana Radziwill, prima y amiga íntima de la reina Sofía de España desde la infancia, ha fallecido recientemente. Aunque poco conocida por el gran público debido a su preferencia por el anonimato, Tatiana ha sido una figura de extraordinaria relevancia en la vida de la reina, con quien compartió una amistad discreta y leal a lo largo de décadas.
Nacida en 1939 en Francia, Tatiana pertenecía a una destacada familia de la nobleza polaca. Tras la invasión de Grecia en la Segunda Guerra Mundial, sus familias se exiliaron primero en Egipto y luego en Sudáfrica, donde Tatiana y Sofía crecieron juntas. Posteriormente, ambas vivieron la restauración de la monarquía griega en 1947 y los numerosos acontecimientos que jalonaron sus vidas.
Tatiana y Sofía mantuvieron una estrecha relación a lo largo de los años, compartiendo confidencias y viajando juntas en numerosas ocasiones, tanto a título privado como acompañando a la reina en sus compromisos oficiales. Juntas participaron en eventos como el "crucero de los reyes" en 1962 o las bodas de los hijos de los reyes Juan Carlos y Sofía.
La discreción y lealtad de Tatiana hacia la reina fueron legendarias. Salvo en contadas excepciones, nunca concedió entrevistas ni buscó el foco mediático, prefiriendo mantener un perfil bajo. Como señaló una de sus primas, la difunta reina Ana de Rumanía, "Tatiana no habla, es discreta, leal y no es accesible a esas cosas".
Tras la restauración de la monarquía española, Tatiana y su esposo, el cardiólogo Jean Fruchaud, fueron asiduos del Palacio de la Zarzuela y de Marivent, acompañando a la reina Sofía en innumerables ocasiones y viajes. Su hija Fabiola, gran amazona, también mantuvo una estrecha relación con la familia real española.
La muerte de Tatiana Radziwill, a quien la reina Sofía consideraba su amiga más fiel, sin duda dejará un gran vacío en la vida de la monarca española, con quien compartió una amistad discreta y leal a lo largo de décadas.
