El mercado de deuda privada en Perú se encuentra en una fase de crecimiento paulatino, impulsado por un contexto de estabilidad macroeconómica y proyecciones favorables para el próximo año. Con una expansión del PBI estimada en torno al 3%, este tipo de financiamiento empieza a ganar espacio como complemento a los instrumentos tradicionales.
Pese a su desarrollo incipiente, el segmento despierta interés debido a la baja penetración del crédito en la economía local. Esta situación abre oportunidades para esquemas de financiamiento alternativo orientados a atender necesidades que no siempre cubre la banca tradicional.
Los fondos de deuda privada en el país administran alrededor de USD 2.000 millones, un volumen reducido frente a mercados regionales más profundos. Esta escala refleja el estadio temprano en el que se encuentra este segmento dentro del sistema financiero peruano.
La penetración del crédito privado alcanza el 44% del PBI, nivel que se ubica por debajo del observado en economías con mayor profundidad financiera, donde puede superar el 100%. Esta brecha explica el interés por desarrollar nuevos vehículos de financiamiento.
El financiamiento bancario se concentra principalmente en créditos corporativos de corto y mediano plazo, con plazos que, en general, no superan los cinco años. Esta estructura restringe el acceso a financiamiento de mayor duración para determinados segmentos empresariales.
A ello se suma la diferencia en los niveles de morosidad: mientras el segmento corporativo registra tasas menores al 0,5%, en las medianas empresas se sitúa alrededor del 12%. Esto genera una oportunidad para la deuda privada, que puede atender con mecanismos más flexibles y estructurados a esta situación, según señaló Juan David Perdomo, director de Deuda Privada de SURA Investments.
Los fondos de deuda privada registran primas de entre 300 y 400 puntos básicos por encima de los bonos soberanos, particularmente en estrategias de deuda directa estructurada. Estas operaciones suelen incorporar garantías reales y esquemas senior, orientados a mitigar riesgos.
Entre las transacciones más habituales figuran créditos respaldados por cuentas por cobrar, inventarios o activos inmobiliarios, así como la compra de carteras de entidades financieras no bancarias. La presencia de colaterales es un componente central en este tipo de operaciones.
El desarrollo del mercado de deuda privada dependerá de la evolución de la demanda de crédito y del espacio disponible fuera del sistema bancario. Las necesidades de financiamiento flexible por parte de las empresas marcarán el ritmo de este crecimiento.
El desafío del sector se centra en ampliar la oferta manteniendo estándares de gestión y control de riesgos. Este factor será determinante para el avance del mercado en los próximos años.









