El presidente ruso, Vladímir Putin, ha proclamado su disposición a un acuerdo de alto el fuego con Ucrania, pero ha mantenido sus exigencias originales maximalistas, consideradas como una rendición 'de facto' por Ucrania y los aliados europeos.
En su discurso anual, Putin afirmó que la "iniciativa estratégica está completamente en manos de las fuerzas rusas" y que está dispuesto a poner fin a la ofensiva militar según los principios que fijó en junio, que incluyen la entrega de los territorios que Rusia se ha anexado ilegalmente.
Estas demandas se plasmaron posteriormente en un plan de 28 puntos que generó airadas críticas, incluyendo limitaciones en el tamaño de las fuerzas armadas ucranianas y exigencias de política interior en Ucrania. Aunque los puntos más rechazados por Ucrania han sido eliminados, las condiciones siguen siendo inaceptables para Kiev y sus aliados.
Putin reconoció que hay "ciertos signos de que Kiev quiere mantener alguna forma de diálogo", pero mantuvo una actitud poco inclinada a las cesiones. En los próximos días, representantes rusos se reunirán con funcionarios estadounidenses para discutir estas modificaciones.
Además, el líder ruso celebró la falta de acuerdo sobre los 180.000 millones de euros en activos rusos congelados desde el inicio de la invasión, y amenazó con iniciar una "ardua batalla legal" para su recuperación, advirtiendo que "en algún momento tendrán que devolver lo robado".
A pesar de las palabras de paz, las exigencias de Putin siguen siendo inaceptables para Ucrania y sus aliados, y la posibilidad de un acuerdo de alto el fuego parece lejana.
