El Gobierno de Estados Unidos incluyó este jueves a 29 buques y a sus empresas gestoras en su lista de sanciones por su presunta participación en la llamada flota fantasma de Irán, acusada de transportar crudo y productos petrolíferos iraníes mediante prácticas marítimas engañosas para evadir sanciones internacionales y canalizar ingresos a Teherán.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro estadounidense identificó a las embarcaciones y a las compañías vinculadas como responsables de movilizar cientos de millones de dólares en hidrocarburos iraníes hacia diversos usuarios finales, aun cuando supuestamente ocultaban el origen real de las cargas y los destinos de los envíos.
Entre los sancionados figura el empresario egipcio Hatem Elsaid Farid Ibrahim Sakr, cuyas empresas están asociadas con siete de los buques incluidos en la medida, además de varias navieras con presencia en países como Emiratos Árabes Unidos, India, Panamá y las Islas Marshall.
Esta acción se enmarca en la estrategia de "máxima presión" de Estados Unidos sobre Irán, basada en la Orden Ejecutiva 13902 y el Memorando Presidencial de Seguridad Nacional 2, con el objetivo de elevar los costos de exportación de petróleo iraní y reducir los ingresos que Teherán obtiene por cada barril vendido.
Las sanciones llegan días después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, anunciara que incautará todos los petroleros que ingresen o salgan de Venezuela y que cuenten con algún tipo de penalización por sus vínculos con Irán.
Esta medida se suma a la creciente presión que Estados Unidos ha ejercido sobre Irán en los últimos años, incluyendo la retirada unilateral del acuerdo nuclear de 2015 y la reimposición de sanciones económicas. La "flota fantasma" de Irán ha sido un foco de atención particular, ya que se considera que juega un papel clave en los esfuerzos de Teherán por evadir las sanciones y mantener sus ingresos por exportaciones de petróleo.
Al sancionar a estas 29 embarcaciones y empresas, Estados Unidos busca dificultar aún más las operaciones de esta "flota fantasma" y reducir los ingresos que Irán obtiene a través de la venta de crudo. La medida refleja la determinación de la administración Trump de mantener una presión constante sobre el régimen iraní en un momento en que las tensiones entre ambos países siguen siendo elevadas.












