La cumbre europea de más de 16 horas en Bruselas ha concluido con un acuerdo para mantener a flote a Ucrania, evitando el uso de los activos rusos congelados por las sanciones. El primer ministro belga, Bart De Wever, ha sido uno de los principales defensores de esta postura, argumentando los importantes riesgos jurídicos y financieros que habría implicado esa opción.
De Wever explicó que utilizar los activos rusos durante la guerra habría generado una incertidumbre jurídica difícil de gestionar, con posibles reclamaciones durante años y el riesgo de arbitrajes internacionales ligados a tratados bilaterales de inversión. Además, advirtió que esa vía "habría dado a Rusia la oportunidad de atacar ilegalmente a Europa" y "una vía clara para iniciar confiscaciones de represalia en Rusia y movilizar nuestro dinero".
En su lugar, los líderes europeos acordaron la opción de emitir deuda conjunta para apoyar a Kiev, una solución que, según De Wever, evita "socavar la seguridad jurídica a nivel mundial" y situar a la entidad Euroclear, con sede en Bélgica, "en aguas desconocidas".
El primer ministro belga consideró que el acuerdo final supone una "victoria clara" para Ucrania, al garantizarle una financiación "urgente, previsible y fiable" para los próximos dos años, basada en un instrumento "estable, jurídicamente sólido y financieramente creíble". Además, señaló que los activos rusos congelados seguirán inmovilizados y será Europa quien decida su destino final.
Para De Wever, este acuerdo envía también una clara señal política a Moscú, al dejar claro que "Europa no ha abandonado a Ucrania" y que va a financiar al país durante los próximos dos años. El objetivo es que esto incite al presidente ruso, Vladimir Putin, a replantearse su estrategia.
