El director del Instituto de Hematología e Inmunología (IHI) Dr. José Manuel Ballester Santovenia, Wilfredo Roque García, ha convocado a una reunión para rendir cuentas de su gestión ante los trabajadores y las instancias correspondientes. Este proceso, que se realiza por segunda vez, forma parte de las funciones del director establecidas en la Ley de Salud Pública y sus reglamentos.
Roque García considera que este ejercicio de transparencia y rendición de cuentas "hacia adentro" es fundamental, ya que convierte la gestión directiva en un proceso compartido y no algo que ocurre solo entre papeles y oficinas. Al exponer planes, resultados, indicadores y deficiencias frente al colectivo, el director asume su papel de máxima autoridad, pero también queda bajo el escrutinio de los trabajadores y las estructuras de control interno.
Este mecanismo, integrado al control interno de la institución, ayuda a identificar riesgos, despilfarros y fallas organizativas, y a aplicar correcciones con la participación de los trabajadores, no solo desde la dirección. Roque García considera que este espacio permite analizar las causas de los problemas y vincularlos con necesidades de capacitación, organización del trabajo y mejora de competencias, lo que constituye un reconocimiento a la participación de los trabajadores en la planificación, gestión y control de los planes del centro.
La rendición de cuentas también se enmarca dentro de una reunión cuyo orden del día refleja un enfoque integral y preventivo en la gestión del IHI, priorizando no solo los resultados económicos y asistenciales, sino también el bienestar del personal y la prevención de riesgos. Temas como la ejecución del presupuesto, la dinámica salarial, el completamiento de la plantilla, la seguridad y salud en el trabajo, la capacitación, el control interno y el plan de prevención de riesgos son abordados para asegurar el uso eficiente de los recursos, la motivación del personal y la mejora continua de la calidad de los servicios.
Roque García afirma que este debate genera confianza en el colectivo, mide el impacto real de las decisiones y asegura que la rendición de cuentas no sea un mero formalismo, sino un motor de mejora continua en el centro de salud. La acción de rendir cuentas, lejos de ser una obligación, se convierte en una oportunidad para fortalecer la cultura de autocontrol, la responsabilidad y el compromiso de todos los trabajadores con los objetivos del IHI.
