El presidente de Bolivia, Rodrigo Paz, anunció el fin de la subvención de los combustibles en el país, lo que generó una fuerte reacción de sindicatos y transportistas. Paz declaró una "emergencia económica, energética, financiera y social" y presentó un paquete de reformas económicas que busca restablecer la estabilidad y la inversión en Bolivia.
Según el decreto, el litro de diésel y gasolina pasará a costar 1 dólar, lo que representa un fuerte incremento con respecto al precio subsidiado de 53 centavos que se mantenía desde hace más de 20 años. Esta medida tendrá un impacto directo en el transporte público, cuyos precios ya aumentaron en la noche del miércoles.
Paz justificó la decisión afirmando que "Bolivia no podía seguir funcionando con las normas de los últimos 20 años, normas de saqueo" y que los subsidios "se usaron para esconder el saqueo". El mandatario anunció además un aumento del 20% en el salario mínimo y un incremento de los bonos sociales para proteger a los sectores más vulnerables.
La medida ha sido recibida con incertidumbre por parte de los bolivianos, quienes formaron largas filas en las gasolineras para abastecerse de combustible. Los sindicatos de transportistas respondieron con críticas y amenazas de protestas, mientras que líderes políticos y empresariales la han respaldado como un "cambio de rumbo necesario".
El Departamento de Estado de Estados Unidos definió las medidas anunciadas por Paz como "esfuerzos históricos" y reconoció que "el camino por delante no será fácil" para Bolivia, un país golpeado por la crisis económica. La decisión llega en medio de una visita de una delegación estadounidense con miras a atraer inversión internacional.
