El mapa del control de las rutas del contrabando desde México hacia Guatemala ha cambiado. Dos grupos del crimen organizado se movilizan para transportar mercancías, y podrían estar relacionados con los ataques ocurridos el lunes 8 de diciembre.
El cartel Jalisco Nueva Generación domina el sector de Huehuetenango, mientras que el cartel de Sinaloa opera en San Marcos y en el corredor hacia el oriente. Esta última organización busca expandirse y controlar toda el área fronteriza, especialmente Huehuetenango.
El control geográfico de esta industria criminal implica también el tráfico de drogas, armas y migrantes indocumentados, en alianza con grupos locales. Según reportes, miembros del cartel de Sinaloa ejecutaron incursiones armadas en cuatro municipios de Huehuetenango y uno de San Marcos, contra el cartel Chiapas-Guatemala, facción del cartel Jalisco Nueva Generación.
Representantes de la Comisión de Defensa del Comercio Formal (Codecof) y del Observatorio contra el Contrabando (OCC) analizan los hechos y confirman la presencia de grupos criminales que mueven mercancías ilegales, blanquean dinero y financian actividades delictivas.
"Usan el mecanismo del contrabando para mantener zonas sin competencia, ejercer control y, cuando aparece un posible competidor, buscan sacarlo del mercado", explicó Muriel Ramírez, coordinadora de la Codecof.
Según los expertos, el cartel Jalisco Nueva Generación domina Huehuetenango, mientras que el cartel de Sinaloa opera en San Marcos y el oriente guatemalteco, buscando expandirse y controlar toda la frontera. Esto les permite financiar grandes cantidades de mercadería de contrabando, incluyendo alimentos, ropa, medicamentos y, con fuerza creciente, cigarrillos.
"Ahora, esto también les permite mantener su posicionamiento local. Utilizan estos mecanismos para el lavado de dinero a través de cajas chicas. Si en algún momento no movilizan otro tipo de mercancías, esta es la vía que les permite seguir activos en el mercado", subrayó Ramírez.
Según los análisis, el contrabando se ha convertido en una vía para blanquear dinero ilícito, transformándolo en negocios vinculados con alimentos, ropa, calzado, tabaco, licores y animales vivos. "Es una forma que están utilizando para lavar, de alguna manera, ese dinero", puntualizó Luis Mazariegos, coordinador del OCC.
