Los hospitales del estado de Paraná, en Brasil, enfrentan una situación crítica debido a la escasez de donaciones de sangre, un insumo esencial para salvar vidas en diversas situaciones médicas. En el Hospital del Trabajador (HT) de Curitiba, referencia en trauma, se utilizan más de 8 mil bolsas de sangre por año, lo que evidencia la alta demanda.
El HT atiende anualmente cerca de 70 mil casos de trauma, 96 mil en la sala de emergencias y realiza 15 mil cirugías. La unidad es uno de los cinco hospitales que más consumen sangre en el estado, utilizando más de 3,6 mil litros al año. El sangre y sus componentes son cruciales para atender a pacientes en la sala de emergencias, en la unidad de cuidados intensivos, en cirugías, y para tratar infecciones graves, complicaciones en embarazos, pacientes oncológicos y víctimas de quemaduras.
"Es un insumo absolutamente esencial dentro de la estructura hospitalaria, no solo para grandes pérdidas de sangre, sino para diversas situaciones clínicas", explica Beto Preto, secretario de Salud del estado.
Sin embargo, a diferencia del cuerpo humano, los hospitales dependen exclusivamente de las donaciones para mantener sus reservas. El fin de año es un período crítico, con una caída significativa en el volumen de donaciones, lo que puede llevar al aplazamiento de cirugías y aumentar los riesgos para pacientes graves.
"Necesitamos mantener existencias adecuadas continuamente para que ningún paciente se vea perjudicado", destaca Lúcia Waltrick, gerente del HT. Ella enfatiza que la disponibilidad inmediata de sangre es decisiva en emergencias como politraumatismos.
La Red de Hemoterapia de Paraná registró 97 mil donaciones en 2025, con un promedio mensual de 17,9 mil. Para donar, se requiere tener entre 16 y 69 años, pesar al menos 51 kg y estar en buen estado de salud. Las donaciones pueden realizarse en diversos puntos del estado, con horarios y procedimientos específicos en cada lugar.












