La privación de sueño afecta gravemente el funcionamiento cognitivo y emocional, pero los expertos aseguran que existen estrategias para "salvar" la jornada tras una mala noche.
Un reportaje del New York Times revela qué ocurre en el cuerpo y el cerebro cuando no se duerme lo suficiente, y qué recomiendan los especialistas para contrarrestar sus efectos.
La evidencia científica es clara: dormir poco ralentiza las reacciones, dificulta la concentración, debilita la memoria y aumenta la propensión a la ansiedad y la depresión. A nivel cerebral, la falta de sueño reduce la actividad de áreas clave para la planificación y la toma de decisiones.
Sin embargo, los expertos aseguran que existen algunas estrategias que pueden ayudar a enfrentar un mal día tras una noche corta. La siesta de 30 minutos, la cafeína con moderación y la actividad física son algunas de las recomendaciones.
También sugieren ajustar las exigencias del día, evitar tareas complejas y decisiones importantes, y aprovechar los momentos de mayor energía. Pero advierten que ninguna de estas tácticas logra compensar por completo la falta de sueño.
"La solución mágica para la privación de sueño es dormir", resume la investigadora Eti Ben Simon. Los especialistas coinciden en que, a pesar de los trucos, la única forma de recuperarse verdaderamente es asegurar un buen descanso.












