La reciente entrega del Premio Nobel de la Paz a la líder opositora venezolana María Corina Machado ha generado una gran controversia. Si bien el Comité Noruego reconoció sus méritos en la lucha por los derechos democráticos en Venezuela, su perfil político y sus vínculos con la ultraderecha internacional han puesto en duda la coherencia entre sus acciones y los principios de paz que tradicionalmente respalda el galardón.
Machado, quien pasó 16 meses en la clandestinidad debido a la persecución del gobierno de Nicolás Maduro, ha sido reconocida por su coraje civil y su papel en la unificación de la oposición venezolana. Sin embargo, su discurso confrontativo y su acercamiento a líderes de la extrema derecha europea, como el español Santiago Abascal y el argentino Javier Milei, han generado dudas sobre su compromiso con una transición "justa y pacífica" en Venezuela.
La líder opositora ha respaldado abiertamente las políticas intervencionistas del expresidente estadounidense Donald Trump, llegando incluso a apoyar acciones como los asesinatos extrajudiciales de supuestos narcotraficantes en el Caribe. Asimismo, ha hecho llamamientos a la intervención militar internacional en Venezuela, citando el artículo 187 de la Constitución y el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).
Estos posicionamientos contrastan con la imagen de pacifista que tradicionalmente se asocia al Premio Nobel de la Paz. Expertos en política venezolana señalan que Machado carece de la disposición conciliadora necesaria para aglutinar a todas las sensibilidades del país y lograr una transición democrática inclusiva.
"Machado proyecta un discurso decididamente agresivo, que no destila fraternidad, sino más bien la idea de una invasión de un país por otro en aras de una supuesta pugna por la democracia", afirma un analista político consultado.
La polarización que vive la sociedad venezolana y la necesidad de involucrar al chavismo, que aún mantiene una significativa base de apoyo, son factores que también cuestionan la pertinencia del galardón otorgado a Machado.
En medio de estas controversias, la líder opositora ha convertido su visita a Oslo para recibir el premio en una plataforma para reiterar sus llamamientos a la intervención estadounidense y a la "inminente caída" del gobierno de Maduro.












