Un hombre de 68 años de Carapeguá, Paraguay, sufrió una situación verdaderamente alarmante después de atragantarse con un hueso de pollo. Lejos de pensar que el peligro aún lo acechaba, el paciente continuó con su vida normalmente, sin saber que el hueso había quedado alojado en uno de sus bronquios.
Todo comenzó cuando el hombre se estaba alimentando y de pronto se atragantó. Creyendo que el problema había pasado, simplemente siguió con su rutina. Sin embargo, con el paso de los meses, comenzaron a aparecer síntomas preocupantes, como tos persistente, falta de aire y catarro constante.
Fue recién entonces cuando el paciente decidió acudir a consulta médica. En el Instituto de Previsión Social (IPS) de Carapeguá, los estudios y una tomografía revelaron la sorprendente noticia: un cuerpo extraño, nada más y nada menos que un hueso de pollo, se encontraba alojado en el bronquio izquierdo del hombre.
Los médicos del IPS intentaron extraer el objeto, pero no lograron hacerlo. Incluso se contempló la posibilidad de una cirugía de alto riesgo. Finalmente, el paciente fue derivado al Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente (Ineram), donde el doctor Carlos Morínigo asumió el desafío.
Tras casi dos horas de delicado trabajo, el especialista logró extraer con éxito el hueso que había permanecido en el bronquio del hombre durante nada menos que seis meses. Esta situación, si bien inusual, pone de manifiesto la importancia de acudir de manera oportuna a los servicios de salud ante cualquier síntoma persistente o sospechoso.
El caso del paciente de Carapeguá sirve como un recordatorio de que, incluso ante situaciones que parecen superadas, es crucial estar atento a las señales que nuestro cuerpo nos envía y no dudar en consultar a un profesional médico. De esta manera, se pueden evitar complicaciones graves y potencialmente peligrosas, como la que sufrió este hombre durante seis meses.










