El desgastado prestigio del gobierno nacional se ha profundizado aún más por su manejo tardío y poco transparente de varios escándalos que lo han salpicado en los últimos meses. Pese a que el presidente finalmente anunció la presentación de una demanda en Estados Unidos contra la empresa Progen, esta acción llega con meses de retraso y no logra disipar las sospechas sobre el mal manejo de este caso por parte de la administración.
De la misma manera, el gobierno no ha mostrado interés en esclarecer las dudas que persisten sobre otras polémicas contrataciones, como las realizadas con las empresas ATM y HealthBird, manteniéndose en un "sonoro silencio" que solo profundiza la percepción de falta de transparencia.
Analistas consultados coinciden en que esta actitud de "lavarse las manos" y reaccionar tardíamente ante los escándalos está minando rápidamente el prestigio y la credibilidad del gobierno, en un contexto de deterioro acelerado de la situación económica y social del país.
"El gobierno parece más preocupado por sostener una imagen de eficiencia y reacción oportuna, que por tener un rumbo claro y una planificación a corto y largo plazo", señaló uno de los expertos consultados.
Otro analista afirmó que "lo mínimo que la ciudadanía merece es sinceridad y respeto por parte de su gobierno, algo que lamentablemente parece escasear cada vez más".
Las reiteradas revelaciones de presuntas irregularidades y el manejo poco transparente de las mismas por parte de las autoridades han generado un clima de desconfianza que amenaza con profundizarse si el gobierno no logra recuperar la credibilidad perdida a través de acciones concretas y un discurso más cercano a la transparencia y la rendición de cuentas.
