El Gobierno de Venezuela denunció de manera contundente las recientes declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a quien acusó de lanzar una "grave y temeraria" amenaza contra la soberanía del país al anunciar un supuesto bloqueo naval y reclamar como propios el petróleo y otros recursos venezolanos.
En un comunicado oficial, el Ejecutivo venezolano calificó las palabras de Trump como una "violación directa del Derecho Internacional, del libre comercio y de la libre navegabilidad". Según el texto, el mandatario estadounidense habría afirmado en redes sociales que el petróleo, las tierras y las riquezas mineras de Venezuela pertenecen a Estados Unidos y que deben ser entregadas "de inmediato".
Para el Gobierno bolivariano, estas declaraciones evidencian una "intención abierta de apropiación de recursos naturales mediante la amenaza militar y la coerción económica". En ese sentido, Venezuela reafirmó su soberanía plena sobre todos sus recursos naturales y su derecho al libre tránsito marítimo, amparado por su Constitución y por los tratados internacionales vigentes.
Como respuesta inmediata, Venezuela anunció que su embajador ante las Naciones Unidas presentará una denuncia formal por esta "grave violación" del Derecho Internacional. El Ejecutivo aseguró que actuará en estricto apego a la Carta de la ONU y que ejercerá su jurisdicción y soberanía "por encima de amenazas guerreristas".
El comunicado insiste en que el país no aceptará imposiciones externas ni presiones militares, y califica las declaraciones de Trump como parte de una estrategia histórica de intervención, basada en campañas de desinformación y en la justificación de sanciones y acciones coercitivas para controlar recursos estratégicos.
El Gobierno bolivariano hizo un llamado al pueblo de Estados Unidos y a la comunidad internacional a rechazar lo que calificó como una amenaza "extravagante y colonialista". A juicio de Caracas, el discurso de Trump deja al descubierto intereses económicos que han sido denunciados tanto por Venezuela como por sectores de la sociedad estadounidense.
El comunicado refuerza la narrativa tradicional del Gobierno venezolano frente a Washington: defensa de la independencia, denuncia del imperialismo y apelación a la unidad cívico-militar. Al invocar figuras históricas como Simón Bolívar y símbolos de resistencia, el mensaje busca cohesionar al frente interno y legitimar una postura de confrontación diplomática.
La decisión de acudir a la ONU indica que Caracas apuesta por internacionalizar el conflicto en el plano legal y político, evitando una respuesta militar directa. El choque de discursos con Estados Unidos eleva la tensión, pero también confirma que, al menos por ahora, la batalla principal se libra en el terreno de la presión internacional, la retórica y la legitimidad jurídica.
El Gobierno concluye con un mensaje claro: Venezuela no volverá a ser colonia de ninguna potencia y mantendrá la defensa de su territorio, sus riquezas y su soberanía como eje central de su política exterior.
