El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el bloqueo naval a Venezuela con el objetivo de impedir el transporte de petróleo desde y hacia el país suramericano. Esta medida se suma al despliegue militar que Estados Unidos ha realizado en el Caribe y el Pacífico, argumentando la lucha contra el narcotráfico, pero que Venezuela denuncia como un intento de "cambio de régimen" para apropiarse de sus recursos.
El gobierno venezolano calificó la decisión de Trump como "irracional" y una "grotesca amenaza" que viola el derecho al libre comercio y la libre navegación. Caracas señaló que el mandatario estadounidense pretende "robar las riquezas que pertenecen a nuestra Patria".
Esta escalada de tensión se produce después de que el 10 de diciembre, fuerzas militares desplegadas en el Caribe incautaran un buque cisterna sancionado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que acababa de salir de Venezuela cargado de petróleo. El gobierno de Nicolás Maduro denunció este hecho como un "robo descarado" y un acto de piratería.
En respuesta, Washington anunció sanciones contra seis empresas del sector de transporte de crudo y seis buques cisterna. Venezuela se ha visto obligada a utilizar estos "buques fantasma" que cargan crudo a un precio inferior al del mercado para esquivar las sanciones financieras impuestas por Estados Unidos.
La decisión de Trump se produce en un momento de profunda crisis económica y social en Venezuela, agravada por la pandemia de COVID-19. El país enfrenta una severa escasez de combustible, lo que ha generado largas filas en las estaciones de servicio y ha afectado gravemente la actividad productiva.
Analistas consideran que el bloqueo naval anunciado por Trump podría profundizar aún más la crisis humanitaria en Venezuela, al limitar aún más el acceso a combustible y otros bienes esenciales. Asimismo, advierten que esta medida podría elevar las tensiones entre ambos países y aumentar el riesgo de un conflicto militar.
