La aparición de una nueva mutación del virus de influenza A (H3N2), conocida como la "variante K", ha tomado por sorpresa al continente europeo y adelantado entre tres y seis semanas la temporada de gripe en el hemisferio norte. Esta evolución del virus ha impactado con fuerza en países como España, Alemania, Francia, Italia y Reino Unido, donde el crecimiento sostenido de contagios se tradujo en un fuerte aumento de hospitalizaciones.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), la variante K no representa la aparición de un virus completamente nuevo, sino que se trata de una subclase del H3N2 que creció rápidamente dentro de las muestras analizadas en el hemisferio norte desde su descubrimiento en agosto de 2025.
Los expertos señalan que esta variante presenta una capacidad de contagio de hasta 56% superior a la observada en temporadas previas, lo que explica por qué, aun sin generar cuadros clínicos más graves, logró acelerar la propagación y multiplicar la cantidad de casos en poco tiempo. Esto se debe a que las mutaciones observadas "se localizan en una zona clave de reconocimiento de los anticuerpos y esto puede afectar a la acción de la inmunidad", lo que se traduce en una ventaja de transmisión, incluso en personas con inmunidad previa por infección o vacunación.
Tras consolidarse en Europa, la variante K comenzó a ganar terreno en América del Norte en estas últimas semanas. Estados Unidos y Canadá registraron un aumento progresivo de detecciones, en línea con el avance de la temporada otoño-invierno en el hemisferio norte. En Latinoamérica, México confirmó el primer caso de la variante K, mientras que Perú decretó una alerta epidemiológica nacional ante el riesgo de ingreso y diseminación del subclado.
Hasta el momento, Uruguay no ha reportado casos confirmados ni circulación de la variante K del H3N2. Sin embargo, las autoridades sanitarias mantienen una vigilancia reforzada y advierten que es cuestión de tiempo que la cepa llegue al país. Los expertos coinciden en que el principal riesgo de la variante K no está asociado a una gripe "más severa", sino a la presión sobre el sistema de salud si la variante ingresa y encuentra brechas de inmunidad, especialmente en adultos mayores, niños pequeños, embarazadas, personas con enfermedades crónicas o inmunodeprimidas.
Ante este escenario, tanto la OPS como las sociedades científicas insisten en que la vacunación sigue siendo la principal herramienta para mitigar el impacto del H3N2, ya que, aunque la eficacia frente a la infección puede verse parcialmente reducida, la protección contra la hospitalización y la enfermedad grave no ha disminuido.











