El Gobierno del presidente Rodrigo Paz en Bolivia ha dado un giro en su política exterior, acercándose a Estados Unidos y distanciándose de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). Esta nueva estrategia se ve reflejada en la reciente visita de funcionarios estadounidenses a La Paz y Santa Cruz, con el objetivo de fortalecer los vínculos económicos y comerciales entre ambos países.
Según una nota institucional de la embajada de Washington en Bolivia, los funcionarios visitantes, que incluyen representantes de la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional (DFC), el Banco de Exportación e Importación (EXIM), la Agencia de Comercio y Desarrollo (Ustda), el Departamento de Comercio y el Departamento de Estado, tienen una "apretada agenda de reuniones" con autoridades del Ejecutivo y empresarios bolivianos.
"La visita refleja el renovado interés de Washington en fortalecer los vínculos económicos y comerciales con Bolivia, así como en explorar nuevos espacios de colaboración técnica", afirma el comunicado de la embajada.
Mark Teubl, portavoz de Exim, declaró que "es un honor representar a EXIM en Bolivia en este momento histórico. El Gobierno del presidente Paz abre una oportunidad única para profundizar los lazos económicos entre Estados Unidos y Bolivia".
Por su parte, Ella DeBlois, directora regional de Inversiones de la DFC, destacó que "al movilizar el capital privado, la DFC puede contribuir al apoyo de proyectos estratégicos que impulsen objetivos compartidos entre Estados Unidos y Bolivia".
El propósito central de la misión, según la nota institucional, es "realizar un diagnóstico sobre la situación comercial del país e identificar áreas con potencial de inversión, cooperación bilateral e iniciativas conjuntas".
Este acercamiento a Estados Unidos se produce después de que el presidente Paz decidiera distanciar a Bolivia de la ALBA y alinear su política exterior con la Casa Blanca. Tras su victoria electoral, Paz optó por no invitar a los líderes de Cuba, Nicaragua y Venezuela a su toma de posesión, lo que provocó la suspensión del país por parte de los Estados del ALBA.
En su primer mes de gestión, el Gobierno de Paz también restableció las relaciones diplomáticas a nivel de embajadores con Washington e Israel, y anunció un nuevo enfoque en el vínculo con Chile, basado en los intereses nacionales.
Esta nueva estrategia de acercamiento a Estados Unidos y distanciamiento de la ALBA refleja un cambio significativo en la política exterior boliviana, alejándose de la línea seguida por los anteriores gobiernos de izquierda y abriendo nuevas oportunidades de cooperación económica y comercial con la potencia norteamericana.











