El presidente argentino Javier Milei viajará este sábado a Foz de Iguazú, Brasil, para participar en el acto que prepara el mandatario brasileño Lula da Silva con el objetivo de rubricar la parte sudamericana del acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea. Esta situación resulta cuasi paradójica, ya que en el bloque europeo se han evidenciado gestos opuestos a la aprobación final del tratado.
Los próximos días serán clave para determinar si el acuerdo bicontinental logrará concretarse. Diversas fuentes diplomáticas han señalado que se trata del momento más importante para definir si el tratado será aprobado definitivamente o no. "Ya se pasaron por las negociaciones, las firmas y los procedimientos burocráticos. Si los europeos no avalan el acuerdo, no sé cuándo lo van a hacer", confesó una fuente del Gobierno argentino a Infobae.
Todos los ojos están puestos en el Consejo Europeo, que mañana buscará tratar el documento final del acuerdo para definir su aprobación o rechazo. Por su parte, el presidente Lula ha invertido grandes esfuerzos en los últimos meses para cerrar el tratado durante su presidencia del Mercosur, buscando sumar este logro a pocos meses de que comience la campaña electoral en Brasil.
Sin embargo, los gestos provenientes de Europa en los últimos días no han sido alentadores. Fuentes oficiales en Brasil comentaron que "las señales no son promisorias". El enojo es tal que Lula ha salido a presionar públicamente y advertir que no promoverá el acuerdo nuevamente si la Unión Europea se opone esta semana. Una suerte de ultimátum.
La posición opositora de Francia ha comenzado a tomar más fuerza en las últimas semanas. El presidente Emmanuel Macron ha conseguido que la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, marque sus diferencias respecto a ciertas posturas que están incluidas en el pacto bicontinental. Meloni explicó ante la Cámara de los Diputados que, si bien el acuerdo podría ser beneficioso para Italia, el Gobierno sostiene que debe favorecer a todos los sectores, especialmente a los agricultores, cuyas preocupaciones deben ser atendidas antes de avanzar.
Con la adhesión de Italia a la posición opositora, Macron podría conseguir la llamada "minoría de bloqueo" en el Consejo Europeo, lo que impediría la aprobación del acuerdo. En este conteo también aparecen Hungría y Polonia, que han acompañado fuertemente la posición contraria al tratado.
En este contexto, el presidente del Comité Internacional del Parlamento Europeo, Bernd Lange, advirtió que "el acuerdo estará muerto" si no se firma el sábado 20 de mayo, fecha fijada por la Comisión Europea y el gobierno brasileño para la ceremonia. La presidencia danesa de la Unión Europea podría optar por retirar el tema de la agenda para evitar un rechazo formal.
Los países que se oponen a la redacción final del documento piden más salvaguardias, que son excepciones comerciales a lo establecido en el acuerdo que se pueden dar bajo ciertas condiciones excepcionales. El Mercosur ha dado concesiones en diversos aspectos, pero al menos dos cancillerías del bloque consideran que los cambios que se quieren insertar desnaturalizan el tratado en sí.
En este contexto, el presidente argentino Javier Milei está dispuesto a firmar su parte del acuerdo este sábado en Foz de Iguazú, pese a que esto implique estar frente a Lula, con quien no tiene una relación particularmente estrecha. Milei considera que es una ocasión significativa para destrabar algunas barreras arancelarias en productos clave.
