La victoria de José Antonio Kast en las elecciones presidenciales de Chile ha generado reacciones encontradas entre los líderes de izquierda en Latinoamérica. Mientras que algunos, como Lula da Silva en Brasil y Claudia Sheinbaum en México, optaron por un tono conciliador y llamaron a la "reflexión", otros, como Gustavo Petro en Colombia, no dudaron en lanzar duras críticas y acusaciones.
La disparidad de respuestas refleja las diferentes estrategias y posiciones de cada líder en el continente. Lula, por ejemplo, prioriza el diálogo y la diplomacia, lo que le ha dado buenos resultados incluso con adversarios como el expresidente estadounidense Donald Trump. En contraste, Petro no teme la confrontación ideológica y no dudó en calificar a Kast como un "nazi" y un "hijo de nazi".
En el caso de México, Sheinbaum descartó que el triunfo de Kast pueda contagiarse a su país, donde Morena, su partido, goza de un gran respaldo popular. "Aquí hay unidad. A veces, cuando no hay unidad en los movimientos, se genera esta disminución del apoyo", señaló.
La reacción más contundente vino de Chile, donde el canciller Alberto van Klaveren presentó una nota de protesta al embajador de Colombia por las declaraciones de Petro, a quien calificó de "falta de respeto" y "intromisión impropia en asuntos de política interna".
El triunfo de Kast, que se ubica en la extrema derecha del espectro político, ha dejado al descubierto las diferentes formas de procesar este tipo de resultados en la región. Mientras algunos optan por la moderación y el diálogo, otros se inclinan por la confrontación directa, lo que puede generar tensiones diplomáticas y políticas en el futuro.
