Iker Lajud, un español que decidió mudarse a Dubái, ha compartido en sus redes sociales los detalles de cómo ha afrontado su nueva etapa de vida en el Golfo Pérsico. Sus revelaciones han generado un intenso debate en torno a la inmigración y las expectativas de quienes deciden cambiar de país.
Lo primero que Lajud ha querido dejar claro es que su decisión de irse a vivir a Dubái no estuvo motivada por ningún tipo de compensación económica por parte del gobierno local. "No me han dado ayudas y si alguna vez las necesito, me tendré que marchar. Nadie me debe nada por haber venido", afirma.
En cuanto a las razones que lo llevaron a elegir Dubái como su nuevo hogar, Lajud señala que lo fundamental para él era encontrar un país "seguro, predecible y que funcione". "Lo único que exijo es eso, no exijo ni paro ni pensión", subraya.
Uno de los aspectos que más ha llamado la atención de su relato es su postura respecto a la participación política en el país de acogida. "No quiero votar en Dubái; entiendo que no me corresponde decidir el rumbo político de un país del que soy invitado, no ciudadano", explica.
Lajud también ha sido enfático en cuanto a las reglas que debe cumplir como inmigrante. "Tengo claro que, desde el momento en que mi comportamiento deje de ser ejemplar, dejo de ser bienvenido: primero multa o cárcel, luego deportación", advierte.
En ese sentido, el español deja en claro que la adaptación debe ser de su parte y no del resto de la sociedad. "Respeto su cultura y sus normas. No quiero importar España al Golfo, me adapto al país que me acoge. Entiendo que en Dubái soy huésped, no soberano", afirma.
Sus declaraciones han generado reacciones encontradas entre los usuarios de las redes sociales. Algunos han cuestionado su postura, argumentando que si Lajud hubiera nacido en un país menos desarrollado, su visión sería diferente. Sin embargo, el español se mantiene firme en su posición: "Todo el mundo busca un futuro mejor. Es naturaleza humana".
