El triunfo del ultraderechista José Antonio Kast en las elecciones presidenciales de Chile marca un nuevo hito en el fortalecimiento de la ultraderecha en Sudamérica. Kast, quien obtuvo el 58.1% de los votos, se suma a otros líderes de tendencia similar como Javier Milei en Argentina, Nayib Bukele en El Salvador y Daniel Noboa en Ecuador, conformando un bloque de países que se alinean con la estrategia de seguridad de Estados Unidos.
La victoria de Kast, líder del Partido Republicano, se lee como un voto de castigo al Gobierno del progresista Gabriel Boric, quien no logró solucionar las principales preocupaciones de la ciudadanía, como la inseguridad y la gestión de la migración. Según expertos, el electorado chileno, al no ver materializadas sus expectativas, "siente frustración, enojo y repentina confianza en el otro", lo que provoca una "política pendular permanente" en el país.
Este giro hacia la ultraderecha en la región se enmarca en un proceso de "derechización" que Latinoamérica ha experimentado en las últimas décadas, con la alternancia entre Gobiernos de izquierda y de derecha. Ahora, con líderes como Kast, Milei y Bukele, se consolida una ola de "neopatriotas" que han encontrado "una ventana de oportunidad" gracias a la crisis de la globalización.
Según los expertos, esta tendencia podría expandirse en los próximos años, con Perú y Colombia como posibles escenarios de consolidación de la ultraderecha en el continente. La región se enfrenta así a un dilema geopolítico, donde los nuevos Gobiernos deberán decidir si privilegian el pragmatismo en sus relaciones comerciales o se alinean absolutamente con la estrategia de seguridad de Estados Unidos.
