El exministro Francisco Vidal analizó la contundente victoria de José Antonio Kast en el balotaje presidencial chileno, calificándola como "la peor derrota de la izquierda desde el retorno a la democracia" en el país.
Vidal, quien se desempeñó como ministro del Interior y Seguridad Pública durante el gobierno de la expresidenta Michelle Bachelet, destacó la magnitud del triunfo del candidato del Partido Republicano sobre el aspirante de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric.
"Es la peor derrota de la izquierda desde la vuelta a la democracia. Kast logró imponerse de manera contundente, con una diferencia de casi 5 puntos porcentuales. Esto representa un duro golpe para el progresismo chileno", señaló el exfuncionario en declaraciones a la prensa.
El balotaje presidencial, celebrado el pasado 19 de diciembre, enfrentó a Kast, un político de extrema derecha, y a Boric, un diputado de izquierda que lideraba las encuestas hasta pocas semanas antes de la elección. Sin embargo, el triunfo del candidato republicano tomó por sorpresa a muchos analistas y observadores.
Vidal atribuyó este resultado a diversos factores, entre ellos el "hartazgo" de la ciudadanía con la "agenda progresista" impulsada por el gobierno de Sebastián Piñera y la coalición de centroizquierda. Además, señaló que Kast supo capitalizar el descontento social generado por la crisis económica y la pandemia de COVID-19.
"La gente estaba cansada de los discursos ideológicos y las promesas incumplidas. Kast logró conectar con esa frustración y ofrecer soluciones más pragmáticas y concretas", explicó el exministro.
Por su parte, Boric reconoció su derrota y felicitó a su contendor, comprometiéndose a trabajar por la unidad del país. Sin embargo, el triunfo de Kast ha generado preocupación entre diversos sectores, que temen un retroceso en materia de derechos humanos y políticas sociales.
Analistas políticos coinciden en que el resultado del balotaje chileno refleja un cambio en el panorama político de la región, con el ascenso de liderazgos de corte conservador y nacionalista. Esto plantea nuevos desafíos para la consolidación de la democracia y el respeto a las libertades fundamentales en Latinoamérica.
