Rob Reiner, el célebre cineasta detrás de algunas de las comedias y dramas más influyentes del cine estadounidense, ha sido hallado muerto en su mansión de Los Ángeles junto a su esposa Michelle. La noticia ha conmocionado a la industria cinematográfica, que pierde a uno de sus talentos más versátiles y respetados.
Reiner, de 78 años, dejó una huella imborrable en varias generaciones con películas icónicas como "This Is Spinal Tap", "Cuenta conmigo", "La princesa prometida" y "Cuando Harry encontró a Sally". Desde la comedia irreverente hasta el drama judicial, el director demostró una versatilidad y un dominio del oficio que lo convirtieron en una de las voces más influyentes del cine comercial estadounidense.
Su debut como director, "This Is Spinal Tap" (1984), ya anticipaba el talento de Reiner para la sátira y el humor absurdo. A través de entrevistas y situaciones delirantes, la película seguía a una banda ficticia de heavy metal en plena gira, convirtiéndose con el tiempo en una película de culto.
Dos años después llegaría "Cuenta conmigo", una de las adaptaciones más celebradas de la obra de Stephen King. Con River Phoenix, Richard Dreyfuss y Corey Feldman en el reparto, la cinta retrataba el paso de la infancia a la madurez a través de las aventuras de cuatro amigos que emprenden un viaje para encontrar el cadáver de un adolescente desaparecido.
Pero sin duda, una de las obras más emblemáticas de Reiner es "La princesa prometida" (1987), un cuento clásico lleno de espadachines, princesas, gigantes y villanos inolvidables. Mezclando ironía y romanticismo, el director convirtió esta fábula atemporal en un fenómeno generacional, con frases como "Me llamo Íñigo Montoya, tú mataste a mi padre, prepárate a morir" que se han vuelto icónicas.
Otra de las grandes comedias románticas de Reiner fue "Cuando Harry encontró a Sally" (1989), que planteaba la eterna pregunta de si un hombre y una mujer pueden ser solo amigos. Con Billy Crystal y Meg Ryan en los papeles protagonistas, la película redefinió el género y elevó la conversación cotidiana a categoría cinematográfica, dejando escenas memorables como el orgasmo fingido en la cafetería.
Más allá de sus éxitos en la comedia, Reiner también demostró su maestría en el drama, como en "Misery" (1990), una adaptación tensa y claustrofóbica de una novela de Stephen King, que le valió a Kathy Bates un Oscar por su interpretación.
Y si hay una película que resume la versatilidad y el talento de Reiner, esa es "Algunos hombres buenos" (1992), un clásico del cine de tribunales con un elenco de lujo encabezado por Tom Cruise, Kevin Bacon, Jack Nicholson y Demi Moore. La cinta, que abordaba abusos de poder dentro del ejército, fue nominada a cuatro Premios Oscar.
Más recientemente, Reiner había incursionado en el cine político con "La primera dama" (1995), una comedia romántica ambientada en la Casa Blanca que combinaba idealismo, romanticismo y crítica social.
La trágica muerte de Rob Reiner, a los 78 años, deja un vacío enorme en la industria cinematográfica. Sus películas han marcado a varias generaciones y su legado como cineasta será difícil de igualar. Su versatilidad, su dominio del oficio y su capacidad para contar historias memorables lo convierten en una de las figuras más influyentes y respetadas del cine estadounidense.












