Las elecciones presidenciales en Chile este domingo podrían dar un giro de 180 grados al país, alineándolo con la ola ultraderechista que avanza por el continente. El candidato ultraconservador José Antonio Kast, admirador del expresidente estadounidense Donald Trump, se perfila como el favorito para suceder al progresista Gabriel Boric.
Si Kast logra imponerse, sería el primer presidente chileno en llegar al poder que defendió abiertamente la dictadura de Augusto Pinochet. Esto supondría un refuerzo de la estrategia de Trump hacia América Latina, ya que Chile se alinearía con otros gobiernos afines como los de Javier Milei en Argentina, Santiago Peña en Paraguay, Nayib Bukele en El Salvador o Daniel Novoa en Ecuador.
Carlos Malamud, investigador principal para América Latina del Real Instituto Elcano, advierte que "la estrategia de Trump se va a reforzar porque Chile se va a alinear con otros gobiernos en sintonía similar" a la del ultraderechista Kast.
Ferviente católico y padre de 9 hijos, Kast fue diputado por 16 años del partido UDI, nacido al amparo del régimen de Pinochet. Ahora, como candidato del Partido Republicano, defiende el modelo neoliberal instaurado durante la dictadura y el propio régimen de Pinochet, del que su hermano fue ministro.
Admirador de la primera ministra italiana Georgia Meloni, Kast también ha sido presidente de la red Political Network for Values (PNfV), que defiende la vida, la familia y el matrimonio en Iberoamérica. Además, asiste a las reuniones de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), un influyente grupo de la derecha estadounidense.
Por el contrario, la candidata de la izquierda, Jeannette Jara, tiene pocas posibilidades de ganar, según los expertos. De hacerlo, sería un impulso para la izquierda democrática regional, que ha sufrido varios reveses este año en países como Bolivia, Ecuador y Argentina.
Sin embargo, los analistas coinciden en que una victoria de Jara es prácticamente imposible, dada la impopularidad del Gobierno actual y su incapacidad para aumentar su caudal de votos. Chile se sumaría así a la tendencia de derechas que se observa en la región, con la excepción de países como México, Brasil, Uruguay y Colombia, donde aún gobierna la izquierda.



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