El gobierno de Javier Milei envió al Congreso un proyecto de "modernización laboral" que ha generado un fuerte rechazo por parte de la Confederación General del Trabajo (CGT), la central obrera más importante de Argentina. El proyecto busca establecer salarios atados a la productividad, extender las jornadas laborales hasta 12 horas y reducir la base de cálculo de las indemnizaciones por despido, entre otras medidas.
La CGT anunció que realizará una "movilización contundente" el próximo 18 de diciembre para expresar su oposición a esta reforma laboral. "Nos oponemos terminantemente a cada uno de los puntos de esta reforma laboral", afirmó Jorge Sola, uno de los secretarios generales de la central obrera.
Uno de los puntos más polémicos del proyecto es la posibilidad de que los empleadores puedan pagar parte de los salarios con bienes o servicios, como tickets de transporte o vales de comida, en lugar de dinero. Según el abogado laboralista y diputado Sergio Eduardo Capozzi, esto sería "un retroceso" y un regreso a los "tickets canasta" de los años 90, cuando los trabajadores debían cambiar esos vales por efectivo para cubrir sus necesidades.
La CGT señaló que el país se encuentra "empobrecido" y con una "fuerte caída de la actividad industrial" y el "cierre de más de 18.000 pequeñas y medianas empresas", lo que ha provocado la "pérdida de 300.000 empleos formales". Sin embargo, el gobierno insiste en presentar este proyecto que, según la central obrera, representa "un ataque más a los derechos individuales y colectivos de los trabajadores".












