Ante la amenaza del presidente estadounidense, Donald Trump, de imponer un arancel del 5% a México por el supuesto "incumplimiento" del Tratado de Aguas de 1944, las autoridades mexicanas han salido a defender el cumplimiento del acuerdo internacional.
El Frente Nacional para el Rescate del Campo Mexicano en Chihuahua aseguró que el tratado no establece sanciones y que permite diferir la entrega del líquido cuando se presenta una sequía extraordinaria, como la que atraviesa actualmente la región. Por su parte, el Consejo de Cuenca del Río Bravo consideró "completamente imposible" enviar el agua que exige Trump, ya que mientras Estados Unidos tiene en las presas internacionales más de mil millones de metros cúbicos para su agricultura, México apenas dispone de 203.
El Consejo de Cuenca del Río Bravo, un órgano de participación y coordinación entre el gobierno, los usuarios y la sociedad civil para la gestión del recurso en esa región, indicó que, según el tratado, México tiene hasta el 24 de octubre de 2030 para reponer el faltante y que no está obligado a cubrirlo antes. Además, criticó que, en la práctica, se está entregando agua de las presas, lo cual es "muy lamentable".
Por su parte, el encargado de despacho de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Roberto Velasco, explicó que en el artículo 4 del Tratado de Aguas se establece que el gobierno mexicano tiene que proporcionar al país del norte una tercera parte de los escurrimientos de los ríos Conchos, San Diego, San Rodrigo, Escondido, Salado y el Arroyo las Vacas. Velasco sostuvo que México está actuando conforme al acuerdo, ya que se establece que "si en un quinquenio no se puede cubrir el volumen entero debido a una sequía extraordinaria, ese volumen se puede cubrir en el ciclo siguiente".
La disputa por el cumplimiento del Tratado de Aguas de 1944 se ha convertido en un nuevo foco de tensión entre México y Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales ya se encuentran bajo presión por diversos temas, como la migración y el comercio. Ambos países deberán encontrar una solución negociada que evite una escalada de la crisis y preserve el delicado equilibrio del recurso hídrico en la región.











