La izquierdista Jeannette Jara y el ultraderechista José Antonio Kast protagonizaron un intenso debate presidencial en Chile, a cinco días de la segunda vuelta electoral. El encuentro, moderado por un grupo de periodistas, evidenció la profunda distancia entre los modelos de país que proponen ambos candidatos, con Jara mostrándose aplomada y precisa en sus argumentos, mientras que Kast cometió graves errores en cifras y conceptos.
Durante el debate, los candidatos contrastaron sus visiones en temas clave como la gobernabilidad, la seguridad, el control migratorio y los derechos de las diversidades sexuales. Jara acorraló en varias ocasiones a su oponente, cuestionándolo por declaraciones de un parlamentario republicano sobre indultos a condenados por pedofilia, su posición en contra de la ley de reducción de la jornada laboral y sus contradicciones sobre el control migratorio.
Por su parte, Kast rechazó las supuestas intenciones de indultar pedófilos, pero no descartó liberar a criminales de la dictadura de Pinochet por "razones humanitarias". Respecto a la situación migratoria, Jara señaló que los que no se empadronen serán expulsados, mientras que Kast acusó al presidente Boric de no haber abierto un corredor humanitario.
Uno de los momentos más tensos del debate fue cuando Jara le enrostró a Kast su "falta de experiencia" en la administración pública, a lo que él respondió cuestionando el rol de la candidata en el comité político durante momentos críticos para el actual gobierno.
Pese a que Jara ganó la primera vuelta con el 26,9% de los votos, las encuestas la ubican con pocas posibilidades de ganar la segunda vuelta, en la que Kast, que quedó segundo con el 23,9%, ha recibido el apoyo de otros sectores de la ultraderecha. Sin embargo, expertos advierten que el voto del 20% de los electores que apoyaron al populista Franco Parisi en la primera vuelta será clave en este proceso electoral.
El próximo presidente de Chile tendrá que lidiar con un Legislativo sin fuerzas mayoritarias, donde el bloque de derecha y ultraderecha está a dos diputados del 50% en el Congreso, y donde los votos del PDG de Parisi también serán fundamentales.











