El Gobierno argentino anunció recientemente una reducción en las retenciones a las exportaciones del sector agropecuario, lo que despertó entusiasmo entre los distintos actores del sector. Sin embargo, persisten dudas sobre el verdadero impacto que tendrá esta medida en el ingreso de divisas.
Según estimaciones privadas, si finalmente se liquidan los granos remanentes de la última campaña, con alrededor del 20% de la soja aún sin comercializar, el Gobierno podría sumar cerca de u$s3.430 millones en un período en el que el flujo de dólares es estacionalmente bajo.
El analista agropecuario Javier Preciado señaló que la decisión "es una señal" a favor del agro, ya que "las ventas de soja venían muy atrás" debido a que "el precio está muy planchado". Sin embargo, dudó de que se pudiera "cumplir el programa de exportación de enero, febrero y marzo".
Preciado explicó que los dos puntos de reducción de retenciones "pueden ayudar a que se reactive un poco y ayudar a completar el programa de exportación para que entren los dólares justo en el verano, que es el momento en que va a haber mucho turismo que se va de la Argentina y pide dólares".
Por su parte, la analista del agro Marianela De Emilio estimó que "queda un 20% de la cosecha de 2024/2025 de soja sin vender", aproximadamente 11 millones de toneladas, a lo que se le suma "mucha soja vieja", es decir, de la cosecha previa, con unos cálculos que oscilan entre los 10-12 millones de toneladas extra.
A pesar de que consideró probable que "se pueda ir liberando esa soja", De Emilio reconoció que "hay que ver qué pasa, porque la decisión está en manos del productor".
El presidente de Argitrend, Gustavo López, comentó que de venderse el resto de la cosecha 2024/2025 de soja, incluidos aceite y harina, y maíz, las liquidaciones de divisas serían de u$s3.430 millones, aunque subrayó que "es difícil que se liquide tan rápidamente".
Además, agregó que a nivel fiscal, el impacto sobre la recaudación sería "marginal", con un saldo negativo, medido en dólares, de apenas u$s53 millones. Sin embargo, aclaró que de mantenerse el esquema vigente, y con las proyecciones actuales, se perderían en ingresos fiscales el equivalente a u$s536 millones durante la próxima cosecha.
El profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, Dante Romano, afirmó que la decisión del Gobierno de bajar las retenciones generó una lectura ambigua en el mercado. Aunque planteó que la medida busca mejorar la competitividad, afirmó que su impacto real es acotado.
"Hoy la industria debería estar mostrando márgenes positivos de entre u$s10 y u$s12 por tonelada, pero continúa en terreno negativo", explicó Romano. Hacia la nueva cosecha, planteó que los márgenes proyectados son de u$s20 a u$s30 por tonelada, pero los cereales muestran todavía márgenes negativos de entre u$s5 y u$s10.
Por eso, Romano advirtió que "no corresponde esperar un traslado lineal de la baja impositiva al precio, porque el mercado siempre se define por oferta y demanda".
Marianela De Emilio, por su parte, relativizó la cuestión y diferenció la situación de las empresas exportadoras de la que experimentan los productores agropecuarios, los cuales "tienen muy buen margen". Según la analista, "el productor no ha querido liberar soja por esto que pasó con la quita de retenciones" durante septiembre, momento en el cual la ventana de oportunidad que ofreció el gobierno solo pudo ser aprovechada por las grandes cerealeras.
En resumen, si bien la reducción de retenciones al agro despertó entusiasmo, persisten dudas sobre su verdadero impacto en el ingreso de divisas. Los expertos coinciden en que el efecto real de la medida es aún incierto y dependerá de factores como la liberación de los granos remanentes y la dinámica de oferta y demanda en el mercado.










