Las tormentas de arena y polvo que azotan Irak se han vuelto cada vez más frecuentes e intensas, obligando a cancelar vuelos, llenar los hospitales de pacientes con problemas respiratorios y cubrir ciudades enteras con una espesa neblina ocre. Las autoridades iraquíes advierten que este problema se intensificará aún más en los próximos años a menos que se tomen medidas urgentes.
En un desesperado intento por combatir este fenómeno, el gobierno de Irak, en colaboración con organismos internacionales como ONU-Hábitat y el Fondo de Kuwait para el Desarrollo Económico Árabe, ha puesto en marcha varios proyectos para estabilizar el suelo y aumentar las zonas verdes en las regiones más afectadas.
Estas tormentas, impulsadas por la grave sequía, el aumento de las temperaturas y la deforestación, han obligado a las autoridades a tomar medidas drásticas. En una zona entre las ciudades de Nasiriyah y Samawah, los trabajadores están aplicando una capa de arcilla húmeda de 20 a 25 centímetros de espesor sobre las dunas de arena, con el objetivo de reducir el impacto de estas tormentas transfronterizas que también afectan a países vecinos como Kuwait, Arabia Saudita y Catar.
Además, se está llevando a cabo la plantación de especies vegetales resistentes al calor, como Prosopis y Conocarpus, para estabilizar aún más el suelo. Uno de los objetivos a corto plazo es proteger una carretera del sur donde se han producido numerosos accidentes de tráfico debido a la mala visibilidad durante estas tormentas.
Según el Ministerio de Medio Ambiente de Irak, el país se enfrenta actualmente a unas 243 tormentas de polvo al año, y se prevé que la frecuencia aumente a 300 "días de polvo" para 2050, es decir, la mayor parte del año, a menos que se adopten medidas drásticas de mitigación.
Irak cuenta con una amplia experiencia en la lucha contra la desertificación y las tormentas de polvo, habiendo ejecutado este tipo de proyectos desde la década de 1970. Sin embargo, décadas de inestabilidad política habían dejado estos problemas medioambientales prácticamente desatendidos. Ahora, con el grave impacto del cambio climático, las autoridades han reanudado los esfuerzos, logrando un progreso lento pero constante.
