La perversa fábrica venezolana de presos políticos
Al momento en que se escribe este artículo, en la madrugada del viernes 26 de diciembre, no es posible saber con exactitud cuántos presos políticos venezolanos han sido liberados en las últimas horas, ni tampoco cuántos secuestrados por la dictadura de Nicolás Maduro han ingresado en alguna de sus dantescas prisiones, distribuidas en distintas partes del país.
La situación de los derechos humanos en Venezuela se ha deteriorado gravemente bajo el régimen de Maduro. Organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han denunciado reiteradamente la persecución y encarcelamiento arbitrario de opositores políticos, líderes sindicales, estudiantes y periodistas por parte del gobierno.
Según datos de la Comisión para los Derechos Humanos y la Consolidación de la Paz (Codehciu), hasta noviembre de 2022 había al menos 247 presos políticos en Venezuela. Entre ellos se encuentran figuras destacadas como el dirigente opositor Freddy Guevara, el ex alcalde Antonio Ledezma y el ex diputado Juan Requesens.
Las cárceles venezolanas, descritas como "infiernos dantescos" por exreclusos, se caracterizan por la hacinamiento, la falta de agua, alimentos y atención médica adecuada. Muchos presos políticos han denunciado haber sido víctimas de torturas, tratos crueles, inhumanos y degradantes por parte de las fuerzas de seguridad.
"Es una fábrica de presos políticos, donde se encarcela a todo aquel que se atreve a disentir del régimen", afirma un exrecluso que prefiere mantener el anonimato por temor a represalias. "Allí adentro, uno pierde la noción del tiempo y vive con la angustia constante de no saber si volverá a ver a su familia".
La comunidad internacional ha condenado enérgicamente estas prácticas y ha exigido el cese de la persecución política y la liberación inmediata de los presos. Sin embargo, el gobierno de Maduro se ha mostrado sordo a estos reclamos, profundizando aún más la crisis humanitaria y de derechos humanos que atraviesa el país.
Mientras tanto, las familias de los presos políticos continúan luchando incansablemente por la libertad de sus seres queridos, en medio de un panorama cada vez más sombrío para la democracia y el Estado de Derecho en Venezuela.
