La maestra argelina Keltouma Adouane encontró en el azafrán, la especia más cara del mundo, la oportunidad de crear un negocio sostenible que beneficia a mujeres rurales de su región. Adouane, quien enseñaba en una escuela primaria, decidió convertir el cultivo de esta preciada planta en el centro de un emprendimiento que hoy en día reúne a una red de productoras y abre nuevos mercados, tanto a nivel nacional como internacional.
El azafrán, también conocido como "oro rojo", puede llegar a venderse por hasta 70.000 euros el kilo en el mercado global. Su alto valor se debe a la laboriosa y meticulosa cosecha de las delicadas flores de las que se extrae esta especia. Cada flor debe ser cuidadosamente recogida a mano y sus estigmas separados uno por uno. Este proceso artesanal, sumado a las condiciones climáticas específicas que requiere el cultivo, hacen del azafrán uno de los productos agrícolas más valiosos del mundo.
Fue precisamente este potencial económico lo que llevó a Adouane a apostar por el azafrán como eje de su proyecto empresarial. Originaria de la región de Béja a, en el noreste de Argelia, la maestra observó que muchas mujeres de su comunidad cultivaban pequeñas parcelas de esta planta, pero lo hacían de manera aislada y sin aprovechar todas sus posibilidades.
"Veía que las mujeres trabajaban duro en sus campos de azafrán, pero no lograban sacar todo el provecho que podrían. Decidí reunirlas y organizar su producción para que pudieran acceder a mejores oportunidades de venta", explica Adouane.
Así nació en 2015 la cooperativa "Safran de Bejaia", que hoy agrupa a más de 150 mujeres productoras de azafrán de la región. Bajo el liderazgo de Adouane, la cooperativa se encarga de todo el proceso, desde la siembra y el cuidado de los cultivos hasta la recolección, secado, empaquetado y comercialización del producto final.
"Antes, cada mujer vendía su azafrán de forma individual a intermediarios que les pagaban muy poco. Ahora, gracias a la cooperativa, pueden vender directamente a clientes mayoristas y minoristas, tanto en Argelia como en el exterior, obteniendo mejores precios", afirma la fundadora.
Además de asegurar mejores ingresos para las mujeres, la cooperativa les brinda capacitación en técnicas de cultivo sostenible y les proporciona insumos como semillas, herramientas y equipos. "Buscamos que las productoras no solo ganen más, sino que también cuiden mejor sus tierras y adopten prácticas respetuosas con el medio ambiente", explica Adouane.
El éxito de la iniciativa ha trascendido fronteras. En 2019, la cooperativa "Safran de Bejaia" ganó el premio a la Mejor Iniciativa Empresarial Femenina en el Concurso Internacional de Emprendimiento Femenino organizado por la Unión Europea. Este reconocimiento ha abierto nuevas oportunidades de comercialización en mercados europeos y ha permitido que el azafrán argelino se posicione como un producto de alta calidad a nivel global.
"Estoy muy orgullosa de lo que hemos logrado. Hoy, cientos de mujeres de mi región tienen una fuente de ingresos estable y digna gracias al azafrán. Hemos demostrado que con trabajo en equipo y visión empresarial, se pueden aprovechar los recursos locales para generar un impacto positivo en las comunidades", concluye Keltouma Adouane.








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