El régimen de Nicolás Maduro y sus aliados cubanos se encuentran en una posición delicada, enfrentando la creciente presión del pueblo venezolano que busca derrocar la dictadura. Según la información recabada, los gobernantes han implementado una doble estrategia para mantenerse en el poder.
Por un lado, han sembrado el terror en la población a través de la represión violenta, el asesinato, la tortura y el encarcelamiento arbitrario, buscando amedrentar a cualquier disidencia. Paralelamente, han intentado presentar una imagen de dominio y apoyo popular, manipulando a pequeños grupos a los que simulan entregar armas para dar la impresión de contar con un "pueblo armado" que los defiende. Sin embargo, se estima que alrededor del 90% de los venezolanos rechazan al gobierno y desean el fin de la dictadura.
Maduro y sus aliados cubanos confían en que la inacción y la vacilación de la comunidad internacional les permita mantenerse en el poder. Saben que carecen de apoyo significativo a nivel internacional, más allá de las declaraciones de Rusia y China, que les han proporcionado cierto armamento, incrementando la deuda externa del país.
No obstante, el pueblo venezolano ha decidido dar un paso al frente y enfrentar a la dictadura. La primera manifestación firme fue el 28 de julio de 2024, cuando salieron a las calles a exigir respeto a su soberanía, recibiendo una brutal represión por parte del gobierno. Lejos de amedrentarlos, esto ha fortalecido su determinación de derrocar al tirano.
Los venezolanos están convencidos de que su fuerza reside en la unidad y la dignidad. Saben que los gobernantes son pocos, pero crueles, por lo que su enfrentamiento será inteligente y emergente del "cerebro social". El pueblo conoce las estrategias de manipulación y mentiras empleadas por Maduro, así como el saqueo de los recursos nacionales por parte de Rusia y China.
Los militares, por su parte, enfrentan la presión de sus propios familiares para que abandonen al régimen y salven su pellejo y su riqueza. La historia ha demostrado que el poderío de las armas puede ser superado por un pueblo decidido a luchar por su libertad y dignidad.
La batalla que se avecina no será solo por la libertad, sino también por la dignidad de un pueblo que ha sido burlado, oprimido y humillado durante 25 años. Los venezolanos están resueltos a ejercer su soberanía, reconstruir el país en democracia y sin injerencia extranjera, y establecer un modelo de justicia social y bien común, con una administración transparente. No hay duda, el pueblo está decidido a demoler al nefasto régimen.










