Corea del Norte ha realizado nuevas pruebas de misiles de largo alcance, en un claro mensaje de demostración de fuerza y capacidad de combate, según informó el medio estatal KCNA.
Este es el primer ensayo de este tipo desde comienzos de noviembre, y tuvo como objetivo, según la publicación norcoreana, "revisar la postura de respuesta contraofensiva y capacidad de combate de las subunidades de misiles de largo alcance".
Los misiles volaron durante más de dos horas, lo que evidencia el alcance y potencial de estos sistemas de armas. La prueba se produce en un momento de alta tensión geopolítica, con Corea del Norte fortaleciendo su arsenal nuclear y de misiles como estrategia de disuasión frente a las potencias occidentales y Corea del Sur.
Las relaciones entre Pyongyang y Seúl se han deteriorado en los últimos años, con un aumento de las provocaciones y los desafíos militares por parte del régimen de Kim Jong-un. Estas últimas pruebas de misiles de largo alcance buscan demostrar la capacidad de Corea del Norte para atacar objetivos lejanos, incluyendo territorio estadounidense y de sus aliados en la región.
La comunidad internacional ha condenado en repetidas ocasiones estos ensayos, calificándolos como una amenaza a la paz y la estabilidad regional. Sin embargo, Corea del Norte ha ignorado los llamamientos a la contención y ha seguido avanzando en su programa de armamento, en lo que parece ser una estrategia deliberada de maximizar su poder de disuasión frente a posibles ataques o sanciones.
Los expertos advierten que estas pruebas de misiles de largo alcance representan un peligroso escalamiento de la tensión en la península de Corea, y que el riesgo de un conflicto militar accidental sigue siendo alto. Mientras tanto, Corea del Norte parece decidida a continuar fortaleciendo su arsenal nuclear y de misiles, en un desafío directo al orden internacional.











