El pasado viernes 26 de diciembre, un accidente de un bus extraurbano de Transportes Sinaloa en la ruta Interamericana, en Guatemala, dejó al menos 15 personas muertas y 26 heridas, entre ellas tres menores de edad.
El siniestro ocurrió en el kilómetro 172 de la carretera, en la cumbre de Alaska, Totonicapán, cuando el conductor, identificado como Francisco Javier López Marroquín, de 28 años, perdió el control del vehículo y este cayó a un barranco de casi 100 metros de profundidad.
Según las autoridades, el principal sospechoso del percance es el propio conductor, quien fue detenido y acusado de homicidio culposo y lesiones graves. Algunos testimonios aseguran que López Marroquín hablaba por teléfono al momento de conducir, mientras que otros indican que viajaba a excesiva velocidad.
El presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, se pronunció sobre el accidente y decretó tres días de duelo nacional por las víctimas. Además, 15 de los heridos permanecen bajo observación y tratamiento en el Hospital Departamental de Totonicapán, dos están en el Hospital Regional de Occidente en Quetzaltenango, seis recibieron el alta médica y tres fueron trasladados al Centro Médico Militar.
Por su parte, el piloto del bus negó haber consumido sustancias y aseguró que el accidente se debió a "desperfectos mecánicos" que se le presentaron en una curva. Sin embargo, el Ministerio Público solicitó ligarlo a proceso por los cargos de homicidio culposo, ya que algunos testimonios señalan que dio positivo al consumo de metanfetamina.
El juez a cargo del caso aceptó los argumentos del ente investigador y dejó al piloto sujeto a proceso penal, ordenando su prisión preventiva en el centro carcelario de Totonicapán, donde fue entrevistado por Prensa Libre. López Marroquín aseguró que es "falso" lo que se dice sobre su consumo de drogas y que nunca ha tenido problemas ni accidentes en sus cuatro años manejando este tipo de vehículos en la misma ruta.
