El 1 de enero, el británico Mark Thompson, profesor de la Universidad de Cambridge, asume la dirección general del Centro Europeo de Física de Partículas (CERN), en sustitución de la italiana Fabiola Gianotti, quien ocupó el cargo desde 2016.
Thompson, el primer británico en dirigir el CERN desde su fundación en 1954, se enfrenta a una serie de retos y objetivos ambiciosos durante su mandato. Uno de los principales desafíos será la actualización del célebre Colisionador de Hadrones (LHC) para convertirlo en el llamado Colisionador de Alta Luminosidad (HL-LHC), proyecto previsto para 2030.
Con el HL-LHC, el CERN busca obtener diez veces más colisiones que con el LHC actual, lo que permitiría producir más bosones de Higgs y otros fenómenos de física, para estudiarlos más de cerca. Según la propia Gianotti, esta actualización es un hito importante, ya que ella fue la primera mujer en dirigir el CERN.
Pero el gran desafío a más largo plazo es la construcción del Futuro Colisionador Circular (FCC), casi cuatro veces mayor que el actual LHC, con una circunferencia de 91 kilómetros. El Consejo del CERN debe aprobar definitivamente su construcción hacia 2028, y podría reemplazar al LHC en torno a 2040, con una potencia diez veces mayor.
Thompson, quien tiene una larga trayectoria de colaboración con el CERN, llega al cargo con una vasta experiencia en el campo de la física de partículas. Ha trabajado en el LHC, específicamente en el experimento ATLAS, uno de los centros de experimentación a lo largo de la gigantesca infraestructura subterránea en la frontera entre Francia y Suiza.
Con estos ambiciosos proyectos, el nuevo director del CERN se propone llevar a la institución a la vanguardia de la investigación en física de partículas en las próximas décadas, consolidando su posición como uno de los centros de investigación más importantes del mundo.
