El Instituto Geofísico del Perú (IGP) registró una alarmante secuencia de sismos a lo largo de la costa norte del país durante el último fin de semana de 2025. Solo entre el sábado 27 y el domingo 28 de diciembre, se reportaron diez temblores de diferentes magnitudes, con epicentros en Áncash, Lima y La Libertad, y una serie particularmente preocupante en las cercanías de Chimbote.
El evento más fuerte se produjo la noche del 27 de diciembre: un sismo de magnitud 6.0, a 67 kilómetros al oeste de Chimbote, sacudió violentamente la provincia de Santa y fue percibido con intensidad V en la ciudad. Le siguieron réplicas de 4.1 y 4.3 de magnitud, además de movimientos adicionales de hasta 5.1 en las horas siguientes. Otros temblores se registraron en Mala (Cañete), Locumba (Tacna), Callao y San Vicente de Cañete, afectando a distintos puntos de la costa peruana.
En total, el IGP contabilizó cerca de 20 movimientos sísmicos en todo el territorio nacional entre el 21 y el 28 de diciembre, una racha que activó las alarmas entre autoridades, especialistas y la ciudadanía.
Ante esta serie de temblores, el presidente del IGP, Hernando Tavera, aclaró que los sismos de baja magnitud, lejos de ser un alivio, no contribuyen a liberar la energía acumulada en las profundidades de la corteza terrestre. "Un sismo menor a magnitud 6 no representa un alivio sísmico, y más bien debe ser una oportunidad para que las personas evalúen su nivel de preparación", advirtió.
Tavera explicó que la mayoría de estos sismos tienen su origen en el choque constante entre la placa de Nazca y la placa Sudamericana, una interacción que mantiene en vilo a toda la costa peruana. Sin embargo, solo los grandes terremotos, como el de Chile en 2010 (magnitud 8.8) o el de Japón en 2011 (magnitud 9.0), son capaces de liberar cantidades significativas de energía acumulada.
Por ello, la seguidilla de temblores pequeños, aunque inquietante, no reduce el riesgo de que ocurra un gran terremoto en el futuro. Más bien, debe ser entendida como una advertencia para reforzar la prevención y la vigilancia.
Ante esta situación, los expertos del IGP y del Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI) han hecho un llamado urgente a la población para que revise la construcción de sus viviendas, practique simulacros familiares y asegure los objetos pesados en sus hogares. Además, han exhortado a mantener la calma y evitar la difusión de rumores o información falsa que pueda generar pánico.
La experiencia de este fin de semana es un recordatorio de la naturaleza sísmica del Perú y la necesidad de incorporar la prevención en la vida diaria. La acumulación de energía tectónica frente a las costas peruanas es una realidad que solo puede enfrentarse con preparación, educación y vigilancia continua.
El reto es grande, pero la mejor defensa contra los sismos es estar preparados. La cultura de la prevención debe pasar del papel a la acción concreta, en cada familia, escuela y comunidad, para proteger lo más valioso: la vida.
