La muerte de la legendaria actriz francesa Brigitte Bardot a los 91 años ha generado una división entre los políticos de su país. Mientras algunos la elogian como un ícono del cine del siglo XX, otros han criticado sus controvertidas opiniones de extrema derecha.
Bardot, conocida por películas como "Y Dios creó a la mujer", falleció el domingo en su casa del sur de Francia. Su cuarto marido, Bernard d'Ormale, antiguo asesor de la extrema derecha, estuvo a su lado en sus últimos momentos.
El presidente Emmanuel Macron la describió como una "leyenda" del cine, pero figuras de la extrema derecha como Marine Le Pen, cuyo partido Agrupación Nacional (RN) lidera las encuestas, la calificaron de "increíblemente francesa: libre, indomable, íntegra".
Sin embargo, Bardot también generó polémica en los últimos años de su vida por sus opiniones racistas y xenófobas. Fue condenada en cinco ocasiones por discurso de odio, principalmente contra los musulmanes y los habitantes de la isla francesa de Reunión.
Algunos políticos de izquierda, como el diputado socialista Philippe Brun, lamentaron su pérdida pero aludieron a sus "compromisos políticos", mientras que el líder comunista Fabien Roussel la calificó de figura divisiva.
La diputada ecologista Sandrine Rousseau fue más crítica, ironizando sobre su "cinismo" al conmoverse por los delfines pero permanecer "indiferente ante la muerte de los migrantes en el Mediterráneo".
Bardot había expresado su deseo de ser enterrada de manera sencilla en su jardín, evitando "una multitud de idiotas" en su funeral. Sin embargo, es más probable que sea inhumada en el cementerio de Saint-Tropez.
La actriz, nacida en 1934 en París, se retiró del cine en 1973 para dedicarse a la defensa de los derechos de los animales, una causa que consideraba la única que realmente le importaba.












