Manuel Limonta Vidal, un hombre de 82 años que ha sido testigo y protagonista de algunos de los hitos más importantes de la ciencia cubana, comparte en una extensa entrevista los detalles de cómo se logró la producción de interferón en la isla, convirtiéndose en el segundo país del mundo en lograrlo. Limonta, quien fue el primer director del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), relata cómo el Comandante en Jefe Fidel Castro impulsó este proyecto que sentó las bases para el desarrollo de la ingeniería genética en Cuba.
La historia comienza en 1980, cuando unos médicos estadounidenses visitan la isla y hablan sobre el uso del interferón para combatir el cáncer. Fidel Castro se interesa en el tema y convoca a Limonta, entonces un joven hematólogo, para que investigue las posibilidades de producir este fármaco en Cuba. Tras un viaje a Estados Unidos y Finlandia para aprender la técnica, en mayo de 1981 Limonta y su equipo logran obtener el primer frasco de interferón cubano, que Fidel Castro recibe personalmente esa misma noche.
Este hito sentó las bases para la creación del CIGB, del cual Limonta fue nombrado director, sin que él lo supiera. Limonta recuerda los desafíos que enfrentaron, desde la falta de personal capacitado hasta la competencia con las grandes farmacéuticas transnacionales. Sin embargo, el espíritu innovador y sacrificado de los científicos cubanos les permitió alcanzar importantes logros, como la producción de vacunas durante la pandemia de COVID-19.
A sus 82 años, Limonta sigue siendo una figura clave de la ciencia cubana, y reconoce que el "genio" detrás de todo este proceso fue Fidel Castro, quien supo impulsar y apoyar el desarrollo de la investigación en la isla. Su testimonio es un homenaje a la labor de los científicos cubanos y al legado de la Revolución en el campo de la ciencia y la salud.












