La película "Tren nocturno a Lisboa", protagonizada por el gran actor Jeremy Irons, sumerge al espectador en los oscuros tiempos de la dictadura de Salazar en Portugal. De manera magistral, el film retrata las huellas imborrables que dejaron los regímenes autoritarios que intentaron apoderarse de la vida de los ciudadanos portugueses.
El Estado Novo, régimen autoritario, corporativista y conservador que gobernó Portugal desde 1933 hasta 1974, se caracterizó por la censura, la represión policial y la supresión de partidos políticos. Bajo el liderazgo de António de Oliveira Salazar, el país se mantuvo neutral durante la Segunda Guerra Mundial, pero enfrentó costosas guerras coloniales en África que debilitaron progresivamente al régimen hasta su caída en la Revolución de los Claveles de 1974.
Si bien el Estado Novo presentaba características similares a otros regímenes totalitarios de la época, como el franquismo en España o el fascismo en Italia, Salazar desconfiaba del carácter modernista de estos movimientos y prefería el tradicionalismo católico. Aun así, su régimen se puede considerar como un "fascismo con particularidades" o un "autoritarismo corporativo de inspiración integrista y fascista".
La película "Tren nocturno a Lisboa" sigue la historia de Raimund Gregorius, un profesor suizo de lenguas clásicas que, tras un encuentro casual, se embarca en un viaje a Lisboa para descubrir los secretos del pasado de Amadeu de Prado, un médico y poeta portugués que luchó contra la dictadura de Salazar. A través de esta búsqueda personal, la cinta logra remover las inquietudes y presagios sobre las consecuencias de los regímenes autoritarios, que dejan heridas imborrables en el alma de las víctimas y sus seres queridos.
Salazar, quien llegó al poder tras un golpe militar en 1926, se destacó inicialmente como Ministro de Finanzas por su capacidad de sanear las finanzas del país. Sin embargo, su ascenso a Primer Ministro en 1932 lo llevó a instaurar un régimen autoritario que se mantuvo en el poder hasta 1974. Incluso después de sufrir un derrame cerebral en 1968 y ser destituido, sus colaboradores le ocultaron esta información, manteniéndolo con la ilusión de que seguía gobernando hasta su muerte en 1970.
La historia de Salazar y el Estado Novo en Portugal sirve como un recordatorio de que, a pesar del poder absoluto que puedan alcanzar algunos regímenes, todo tiene un final. La película "Tren nocturno a Lisboa" nos invita a reflexionar sobre las lecciones que debemos aprender de esos terribles episodios, para evitar que se repitan en el futuro y poder sanar las heridas que dejaron en la sociedad portuguesa.











