La sociedad civil independiente en Cuba busca reorganizarse en medio de la grave crisis económica, el exilio de líderes clave y una creciente movilización ciudadana espontánea, a pesar de la intensa represión del régimen castrista.
Tras décadas de lucha contra el gobierno, el movimiento opositor enfrenta un escenario de fragmentación interna y coerción estatal extrema. Muchos activistas políticos han sido obligados al exilio, dejando pocas organizaciones de esta naturaleza trabajando desde la isla.
"El 2025 no es testigo de acciones políticas espectaculares, sino de iniciativas estructurales que van madurando, con y desde la ciudadanía", explicó el politólogo y activista Manuel Cuesta Morúa, quien recientemente asumió la presidencia del Consejo para la Transición Democrática en Cuba (CTDC).
Cuesta Morúa señaló que el año pasado se caracterizó por una "clara y positiva confusión entre ciudadanía y sociedad civil", con un "campo social de la democratización abierto y movido" que se prepara para un momento de "movilización tranquila" que impulse el cambio.
A diferencia de los grupos estructurados, el descontento popular se manifiesta de forma espontánea, impulsado por el colapso de los servicios básicos. Las protestas por apagones, escasez de alimentos y deterioro del sistema de salud se han sucedido, mientras el gobierno mantiene su postura intolerante.
En el ámbito político, la acción de la oposición ha tenido menos presencia en el espacio público. El CTDC realizó su Primera Convención en junio y estableció 171 Asambleas Ciudadanas en todo el país, buscando consensuar propuestas de cambio legal y constitucional.
Según expertos, la oposición cubana ha experimentado una transformación en 2025, con un aparente detrimento de los grandes proyectos políticos de reformas legales en favor de un activismo más fragmentado y enfocado en la supervivencia económica y los derechos básicos.
"Se han enfocado en asuntos económicos y sociales, dado que el desgaste físico y mental que ha habido en el país atañe tanto a la ciudadanía cubana como a la sociedad civil independiente", explicó Pablo Morales Merchant, del Partido Unión Por Cuba Libre (PUNCLI).
La emigración, voluntaria o forzada, de líderes opositores, así como el declive de la capacidad para organizar acciones, han debilitado a la oposición pacífica. Además, la "oposición no organizada", con protestas espontáneas y descentralizadas, ha ganado protagonismo.
Mientras tanto, el régimen cubano proyecta para 2026 un crecimiento económico del 1% del PIB, con énfasis en la producción de alimentos, servicios esenciales y programas sociales, manteniendo un "escenario de economía de guerra".
Expertos coinciden en que 2026 será un "año terrible, a la vez un año en el que tengo mucha esperanza". La situación dentro de la isla es cada vez más insostenible y la gente está cada vez más consciente de que el futuro no está en el régimen, sino en la reconstrucción del país por parte de la propia sociedad.












