Según la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP), 1 de cada 5 adultos en el mundo padece de dolor, y 1 de cada 10 es diagnosticado con dolor crónico cada año. Estas cifras alarmantes revelan una epidemia silenciosa que está afectando la calidad de vida de millones de personas.
El dolor, ya sea agudo o crónico, es una señal de alerta que el cuerpo envía y que no debe ignorarse. Sin embargo, muchas personas tienden a normalizar el dolor, creyendo que es algo "natural" asociado al envejecimiento, al trabajo o al ejercicio físico. Esto es un grave error, ya que el dolor puede estar escondiendo problemas de salud más serios.
Uno de los datos más preocupantes es que el 80% de las personas consultan anualmente por algún tipo de dolor. Esto demuestra que el dolor se ha convertido en uno de los síntomas de salud más comunes, pero lamentablemente también es uno de los más ignorados.
Según la epidemióloga Melisa Kallmann, las mujeres presentan una mayor prevalencia de episodios de dolor (58%) en comparación con los hombres (42%). Esto se debe a factores biológicos, hormonales y sociales que influyen en la percepción y el manejo del dolor.
"Las mujeres estamos muy acostumbradas a aguantar dolor, a no consultar de forma temprana y oportuna, acarreando así algunos impactos en calidad de vida", explica Kallmann. Por el contrario, los hombres tienden a consultar de manera más oportuna y temprana.
El dolor crónico, que persiste por más de tres meses, puede tener múltiples causas, desde enfermedades degenerativas hasta afecciones neurológicas. Lamentablemente, este tipo de dolor cada vez afecta a personas más jóvenes, lo que ha llevado a una mayor especialización médica en el manejo del dolor.
Además del dolor físico, el dolor crónico también tiene un impacto negativo en la salud mental. Diversos estudios señalan que hasta el 50% de las personas con dolor crónico presentan ansiedad o depresión. Esto se debe a que el dolor afecta la funcionalidad, el sueño y el rendimiento laboral y personal.
Por eso, la recomendación de los expertos es no ignorar el dolor y acudir de manera oportuna a un profesional de la salud. Además, es importante acompañar el tratamiento del dolor con apoyo psicológico, ya que esto puede ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas que sufren de esta condición.











