El artículo analiza cómo las estrategias y tecnologías utilizadas actualmente por Israel contra los palestinos podrían convertirse en los "muros de las prisiones del mañana" para la población occidental en general. El autor sostiene que el miedo de las élites occidentales a la frase "Globalizar la intifada" tiene que ver con la idea central del eslogan, no con un peligro concreto para las poblaciones judías.
Según el texto, "Intifada" se refiere a "sacudirse" un sistema de opresión, y el autor argumenta que la lucha anticolonial emblemática de nuestros tiempos está en Palestina. Advierte que muchas de estas tecnologías, como la vigilancia, el reconocimiento facial y una policía más militarizada, han sido probadas y perfeccionadas en los territorios palestinos ocupados por Israel.
El autor cuestiona por qué las élites occidentales apoyan abiertamente el "genocidio en Gaza" y sugiere que Israel está desarrollando un modelo para afrontar a los "sectores excedentes de poblaciones occidentales" en un mundo de recursos escasos y un clima hostil. Afirma que al externalizar este proyecto a Israel, las élites han encontrado la "portada definitiva de la historia".
El texto concluye que "globalizar la intifada" no es un llamado a dañar a los judíos, sino a mostrar solidaridad con los palestinos antes de que sea demasiado tarde, y a arrojar "arena en los engranajes de una maquinaria opresiva antes de que se vuelva demasiado poderosa para ser enfrentada". El autor insta a aprender de la experiencia de los palestinos antes de que se acabe el tiempo para actuar por nosotros mismos.












