Por Julio Enrique Ávila (*)
Señoras y señores: Como un pórtico de oro macizo en una choza humilde, quiero anteponer al desaliño de mis frases las conmovedoras y sublimes palabras con que JOSÉ SIMEÓN CAÑAS Y VILLACORTA, diputado de la Constituyente de 1823, supo en una sesión gloriosa, conquistar la libertad de los esclavos.
Mucho se ha hablado y escrito sobre este insigne prócer de la patria salvadoreña, pero pocas veces se le ha hecho la justicia que merece. Cañas fue un hombre de profunda convicción moral y espíritu visionario, que logró que El Salvador se convirtiera en la primera nación de Centroamérica en abolir la esclavitud, un hecho que lo sitúa como una figura clave en la lucha por los derechos humanos en la región.
Nacido en 1767 en la ciudad de San Salvador, Cañas tuvo una educación esmerada que lo llevó a destacar desde temprana edad como un orador y pensador brillante. Fue precisamente su elocuencia y su firme compromiso con la justicia lo que lo llevó a convertirse en uno de los diputados más influyentes de la Asamblea Constituyente de 1823, donde tuvo la oportunidad de dejar una huella imborrable en la historia de su país.
Fue el 17 de abril de 1824 cuando Cañas pronunció uno de los discursos más memorables de su carrera política. En medio de un ambiente tenso y polarizado, el diputado salvadoreño se puso de pie y, con una voz firme y conmovedora, denunció la inmoralidad de la esclavitud y exigió su abolición inmediata.
"¿Cómo es posible que en esta tierra de libertad aún existan seres humanos privados de su libertad?", clamó Cañas. "La esclavitud es una mancha indeleble en nuestra joven nación, y debemos erradicarla sin demora si queremos ser verdaderamente libres".
Sus palabras resonaron en la sala y, después de un acalorado debate, la Asamblea Constituyente aprobó por unanimidad la abolición de la esclavitud en El Salvador. Fue un momento histórico que catapultó a Cañas a la fama y lo convirtió en un símbolo de la lucha por los derechos humanos en Centroamérica.
Lamentablemente, la vida de este gran hombre terminó de manera trágica. Apenas unos años después de su triunfo, Cañas falleció en la pobreza, olvidado y sin el reconocimiento que merecía. Fue solo décadas más tarde que su legado comenzó a ser reivindicado y su nombre a ser recordado como el de uno de los próceres más importantes de la historia salvadoreña.
Hoy, cuando celebramos el 199 aniversario de la abolición de la esclavitud en El Salvador, es importante que recordemos la figura de José Simeón Cañas y honremos su memoria. Su valentía, su integridad y su compromiso con la justicia social deben ser un ejemplo para todas las generaciones venideras, y su historia debe servir como un recordatorio de que, con determinación y principios inquebrantables, es posible lograr cambios trascendentales en la sociedad.
Que el nombre de José Simeón Cañas resuene con orgullo en los corazones de todos los salvadoreños, y que su legado inspire a quienes luchan por un mundo más justo e igualitario.
(*) Julio Enrique Ávila es periodista e historiador salvadoreño.












