En un nuevo capítulo de la eterna batalla entre la salud pública y los intereses de la industria tabacalera, las principales compañías de cigarrillos en México han intentado impugnar la prohibición del tabaco calentado en el país. Según un informe de la organización Contre-Feu, las tabacaleras han recurrido a diversas maniobras para cuestionar los datos sobre los daños de este tipo de productos y así evitar su regulación.
El tabaco calentado, también conocido como "tabaco sin humo", es una alternativa a los cigarrillos tradicionales que calienta el tabaco en lugar de quemarlo. Si bien las empresas del sector lo han promocionado como una opción más saludable, estudios científicos han demostrado que sigue siendo perjudicial para la salud y puede generar adicción.
Ante esta evidencia, el gobierno mexicano decidió prohibir la comercialización de estos productos en 2020, una medida aplaudida por organizaciones de salud pública. Sin embargo, las tabacaleras no se han rendido y han recurrido a diversas estrategias legales para intentar revertir esta decisión.
Según el informe de Contre-Feu, las empresas han cuestionado los datos oficiales sobre los riesgos del tabaco calentado, alegando que son "exagerados" y "poco confiables". También han acusado a las autoridades de tener "sesgos" en contra de sus productos y de no considerar sus supuestos beneficios.
"Es una táctica clásica de la industria tabacalera, tratar de sembrar duda sobre la evidencia científica para proteger sus intereses comerciales", explicó Verónica Schoj, coordinadora de la Red Latinoamericana y del Caribe para el Control del Tabaco.
Estas maniobras han sido denunciadas por diversas organizaciones de la sociedad civil, que han exigido al gobierno mexicano mantener firme su posición y no ceder ante las presiones de las tabacaleras.
"El tabaco calentado sigue siendo un producto dañino, y permitir su comercialización sería un retroceso en la lucha por la salud pública", señaló Schoj. "Las autoridades deben priorizar la protección de la población por encima de los intereses de la industria".
Hasta el momento, el gobierno mexicano se ha mantenido firme en su decisión de prohibir el tabaco calentado. Sin embargo, las tabacaleras no han cesado en sus intentos por revertir esta medida, lo que evidencia la persistente batalla entre salud y ganancias en el sector.












