En una sesión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU, el gobierno de Estados Unidos endureció su postura diplomática y militar contra el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela. El embajador estadounidense Mike Waltz transmitió un mensaje contundente que cuestiona la legitimidad del mandatario venezolano, al que calificó como un "fugitivo de la justicia" y líder de un "Cartel de los Soles" que se robó las elecciones.
Waltz argumentó que el control de los hidrocarburos es lo que sostiene las actividades ilícitas y el reclamo de poder de Maduro, por lo que Washington ratificó su intención de aplicar el máximo de sanciones económicas para asfixiar las fuentes de financiamiento del gobierno venezolano. Además, el embajador advirtió que la salida voluntaria de Maduro del poder sería la opción más sensata, y que de no hacerlo, Estados Unidos no descarta una posible incursión terrestre de su ejército para desmantelar las bandas criminales vinculadas al tráfico de drogas.
El presidente Donald Trump respaldó las declaraciones de Waltz y enfatizó que la decisión de evitar un conflicto mayor recae en el propio Maduro. "Eso depende de él, de lo que quiera hacer. Creo que sería inteligente de su parte hacerlo", dijo Trump, lanzando una advertencia final ante cualquier resistencia violenta: "Si quiere jugar rudo, será la última vez que lo haga".
Esta escalada de tensión diplomática y militar entre Estados Unidos y Venezuela se produce en un momento en que el gobierno de Nicolás Maduro enfrenta una profunda crisis política, económica y social, con denuncias de corrupción, violaciones a los derechos humanos y un éxodo masivo de venezolanos que huyen del país.
La postura firme de Washington refleja su preocupación por la situación en Venezuela y su determinación por ejercer una presión máxima sobre el régimen de Maduro, incluyendo la posibilidad de una intervención militar si el mandatario se niega a ceder el poder. Sin embargo, esta medida podría tener graves consecuencias geopolíticas y humanitarias en la región, por lo que la comunidad internacional observa con cautela los próximos pasos de Estados Unidos.











