La proclamación del candidato Nasry Asfura como presidente electo de Honduras para el período 2026-2030 ha generado una fuerte polémica, con la figura del consejero suplente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Carlos Enrique Cardona Hernández, en el centro de la controversia.
La declaratoria oficial de resultados se realizó el 24 de diciembre, víspera de Navidad, 24 días después de las elecciones generales del 30 de noviembre. En ausencia del consejero propietario Marlon Ochoa, representante del Partido Libertad y Refundación (Libre), el CNE procedió a integrar al consejero suplente Cardona para garantizar el quórum legal y así aprobar y firmar la proclamación, junto a las consejeras Ana Paola Hall y Cosette López.
Cardona, militante del Partido Salvador de Honduras (PSH), ha sido cuestionado por algunos sectores que lo señalan como la "pieza clave para consumar un golpe electoral", mientras que otros defienden su actuación como un factor que permitió destrabar la crisis y salvaguardar la institucionalidad.
El presidente del Congreso Nacional, Luis Redondo, reaccionó con molestia, recordándole a Cardona que al juramentarse prometió defender la Constitución y las leyes, y asegurando que el funcionario le había manifestado no avalar un supuesto fraude electoral.
La decisión de Cardona ha desatado una fuerte polarización política y social en Honduras. Diversos actores han hecho un llamado a la prudencia, exhortando a militantes de Libre y otros sectores a no exponer la integridad personal del consejero, advirtiendo que la estigmatización pública en un contexto de alta tensión podría resultar peligrosa para su seguridad.
En medio de acusaciones, señalamientos y llamados a la calma, la figura de Carlos Enrique Cardona queda inscrita como uno de los protagonistas del momento más decisivo del proceso electoral hondureño, un episodio que sigue marcando el debate nacional sobre legalidad, legitimidad y democracia.










