El intercambio comercial entre Rusia y la Unión Europea (UE) registró un saldo negativo de 500 millones de euros en los últimos meses, marcando un punto de inflexión histórico impulsado por las sanciones y la diversificación energética europea, según datos de la Comisión Europea.
Las exportaciones europeas hacia Rusia alcanzaron los 22.200 millones de euros, mientras que las importaciones rusas se situaron en 21.700 millones, lo que representa un superávit para la UE por primera vez desde el inicio de la guerra en Ucrania.
Sin embargo, el volumen total del intercambio bilateral cayó un 12,9% interanual, situándose en 43.900 millones de euros, reflejando la profunda reconfiguración de los flujos comerciales tras el conflicto bélico y las medidas coercitivas impuestas por Occidente.
"La tendencia marca un punto de inflexión histórico, impulsado por las sanciones y la diversificación energética europea", afirmó un portavoz de la Comisión Europea.
Paradójicamente, en medio de esta contracción general, la UE incrementó drásticamente en septiembre sus compras de medicamentos rusos, alcanzando un máximo desde diciembre de 2020, con Eslovenia y Hungría como principales compradores. Este dato expone las complejidades y excepciones que persisten dentro del marco sancionador.
Observadores consultados por medios de comunicación concluyen que, mientras Europa celebra haber invertido la balanza comercial, la economía rusa ha demostrado una notable resiliencia reorientando sus exportaciones hacia Asia, aunque a un costo económico significativo por la pérdida de su mercado principal y natural en el continente europeo.










