Desde su regreso a la Casa Blanca en enero de 2025, el expresidente Donald Trump ha intensificado sus esfuerzos por anexar Groenlandia a Estados Unidos, argumentando que es una cuestión de "seguridad nacional".
Trump ha afirmado que "necesita" el territorio autónomo de Dinamarca para proteger al país y, incluso, no ha descartado el uso de la fuerza para lograrlo. Además, designó al gobernador republicano de Luisiana, Jeff Landry, como enviado especial de Estados Unidos para Groenlandia, lo que provocó la ira de Dinamarca.
En una reciente conferencia de prensa desde su residencia en Palm Beach, Florida, Trump reiteró su posición: "Necesitamos Groenlandia por motivos de seguridad nacional. No por los minerales". Argumentó que la isla está llena de "barcos rusos y chinos" y que "tiene que ser nuestra" para garantizar la seguridad de Estados Unidos.
Por su parte, el enviado especial Landry prometió convertir el territorio danés en "parte de Estados Unidos". Sin embargo, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, y el primer ministro de Groenlandia, Jens-Frederik Nielsen, dejaron en claro que la isla pertenece a sus pobladores y que no se puede anexionar otro país, ni siquiera por razones de seguridad internacional.
El ministro de Relaciones Exteriores de Dinamarca, Lars Lokke Rasmussen, se mostró "profundamente indignado" por el nombramiento de Landry y advirtió a Washington que respetara la soberanía de Dinamarca, que es miembro de la Unión Europea y la OTAN. La UE, por su parte, le ha ofrecido su "total solidaridad" a Dinamarca en este conflicto.
Esta no es la primera vez que Trump ha expresado su interés en adquirir Groenlandia. En 2019, durante su mandato anterior, el entonces presidente estadounidense llegó a sugerir la compra de la isla a Dinamarca, lo que fue rechazado rotundamente por las autoridades danesas.
Ahora, con su regreso a la Casa Blanca, Trump parece estar dispuesto a ir más allá y utilizar incluso la fuerza para lograr su objetivo. Sin embargo, tanto Dinamarca como la Unión Europea han dejado claro que no permitirán que se vulnere la soberanía de Groenlandia, lo que podría desencadenar una grave crisis diplomática entre Estados Unidos y sus aliados europeos.
