El martes 16 de diciembre, durante una inspección aduanera de rutina en una empresa de almacenamiento frigorífico de Breda, Países Bajos, se encontró un cargamento de 78 kilos de cocaína escondido entre cajas de piña procedentes de Costa Rica.
El cargamento había sido descargado el 15 de diciembre en Amberes, Bélgica, y posteriormente transportado a la empresa de Breda. Dentro de las cajas de piña se hallaron 430 paquetes con un total de 78 kilogramos de narcóticos.
La empresa con sede en Breda no tiene relación con el contrabando, según informó la Fiscalía de Países Bajos. Las autoridades ya han destruido la droga y han iniciado una investigación conjunta con Costa Rica para determinar los responsables del envío.
Este hallazgo vuelve a encender las alarmas sobre el aumento del narcotráfico en Costa Rica, que se ha convertido en un "centro logístico de tránsito para la distribución de cocaína" hacia Europa, según un pronunciamiento realizado por la Asamblea Política del Partido Popular Europeo (PPE) a principios de diciembre.
En respuesta, el PPE propuso instalar una sede de la Agencia de la Unión Europea para la Cooperación Policial (Europol) en Puerto Limón, con la intención de frenar el tráfico de drogas en la región. La idea es que, si el modelo da buenos resultados, se pueda extender a otros países latinoamericanos.
Este incidente se suma a una serie de investigaciones y operativos que buscan desarticular las redes de narcotráfico que utilizan a Costa Rica como punto de tránsito hacia Europa. Las autoridades de ambos países trabajan de manera coordinada para identificar y sancionar a los responsables de estos delitos.
